Bolas de semillas

¿Quieres ayudar a que la naturaleza florezca? Aprende a crear Bolas de Semillas con Salvador Gutiérrez.

Durante el siglo XX el sabio agricultor japonés Masanobu Fukuoka experimentó diversas prácticas enfocadas en la producción de alimentos y la restauración de los suelos. Una de aquellas que le resultó de lo más acertada, fue el esparcimiento de semillas cubiertas por tierra, las cuales denominó Nendo Dango, término japonés cuyo significado es Bolas de Arcilla.

Gracias a su sencillez, eficiencia y protección que brinda a la semilla durante su tiempo de germinación, la práctica de envolver semillas en tierra ha sido utilizada en diversas partes del mundo, no solo como método de siembra sino como método de reforestación y recuperación de ecosistemas degradados.

Mezcla de semillas
Fotografía: Salvador Gutiérrez

A continuación, se explica paso a paso cómo elaborar Nendo Dango.

  1. Elige y prepara la semilla.

Debemos buscar semilla que provenga de proyectos o personas cuyos métodos de siembra procuren el cuidado del suelo y del agua, libres de agroquímicos y enfocados en la soberanía alimentaria de las familias y comunidades.

Se recomienda remojar por un tiempo aquellas semillas de gran tamaño o con capas gruesas, esto con el fin de rehidratarlas y facilitar su germinación. En términos generales se recomienda remojar de 12 a 24 horas, algunas como el maíz, pueden remojarse hasta 48 horas.

Recordar que la diversidad es fundamental en la producción de alimentos sanos y en la recuperación del suelo, por lo que es importante mezclar semillas de diferentes tipos que se asocien apropiadamente entre ellas. Una gran asociación de especies es el sistema ancestral de la milpa: maíz, frijol, calabaza, quelites, chiles, entre otra gran variedad de plantas endémicas.

Elección de semillas
Fotografía: Salvador Gutiérrez

  1. Preparación del sustrato.

El sustrato debe contener una tercera parte de tierra arcillosa, una de abono (composta, bocashi, estiércoles) y una de tierra del sitio donde serán colocadas a germinar las bolas con semillas. El sustrato debe estar fino, por lo que habrá que cernirlo a través de una malla.

Sustrato
Fotografía: Salvador Gutiérrez

  1. Mezcla.

Conseguir un contenedor que pueda sujetarse cómodamente con las manos (tina, cubeta, tazón), depositar el sustrato y las semillas. Agregar agua poco a poco, de preferencia rociarla, nunca encharcar o enlodar el sustrato. Ejecutar movimientos circulares en el contendor.

La tierra envolverá las semillas y las bolas empezarán a formarse por sí solas. Si notamos que el sustrato está seco y no se adhiere, agregar un poco más de agua.

Este proceso puede resultar en un excelente ejercicio pues requiere de estar moviendo el contenedor por un buen rato, si es que se quiere tener una buena cantidad de bolas bien hechas.

El tamaño de las bolas estará determinado por el tamaño de las semillas, sin embargo, se recomienda que las bolas no excedan un tamaño mayor a los 3 cm de diámetro, pues si la semilla queda al centro de la bola, puede tener complicaciones para germinar y romper el sustrato para brotar.

Podemos ir retirando del contenedor aquellas bolas que ya estén formadas, para así poder agregar más semillas y más sustrato al contenedor. Al final, las bolas pueden empanizarse en tierra seca para almacenarlas por un tiempo, aunque lo ideal sería sembrarlas dentro de los primeros cinco días tras su elaboración.

Mezcla
Fotografía: Salvador Gutiérrez

  1. Juguemos a ser Dioses.

Es momento de arrojar las bolas dentro del terreno que deseamos cultivar o recuperar. Si las bolas están bien hechas, no deberán quebrarse al caer. Si esto sucede, se recomienda que sean colocadas sobre la tierra delicadamente.

Nendo Dango
Fotografía: Salvador Gutiérrez

La semilla tiene la sabiduría para reconocer cuál es el momento y sitio ideal para germinar, confiemos en la naturaleza, observemos y disfrutemos el proceso que se desarrollará a partir de este momento. Es importante dar seguimiento a aquellas plantas que nacen, cómo va siendo su desarrollo y cómo van estableciendo una comunidad todas aquellas especies que se asociaron.

Recomiendo ampliamente leer La revolución de una brizna de paja, de Masanobu Fukuoka, y darle un sentido teórico y filosófico a esta noble práctica.