Jardines del silencio: Grandes proveedores de beneficios al paisaje urbano

Explora la importancia de apreciar y valorar la diversidad de plantas en los jardines urbanos, en el artículo Jardines del silencio, por Pamela López.

El ambiente mientras se camina sobre las banquetas de algún lugar de la ciudad durante estas épocas previas al solsticio de verano en el cono norte del planeta, solo nos recuerda que seremos excelentes espectadores de un proceso de transformación ecosistémico. Surgirán, lo que por ahora llamo, los jardines del silencio.

Hace algunas lunas estuve presente en una excelente charla a distancia, donde se comentaba el significado del jardín, se mencionaron autoras y autores, como Santiago Beruete, con su libro Jardinosofía, que lleva al lector a un recuento histórico, filosófico, antropológico y paisajista del origen de los jardines, como lugares para expresarse culturalmente, que nos nutren el cuerpo y el espíritu, nos retan intelectualmente y nos invitan a “reflexionar”, donde yo sugeriría: la sorpresa, la pausa y lo que sucede enmedio (como nos diría Michel Foucault).

Posible jardín del silencio, hoy jardín exótico.
Fotografía: Pamela López

Construir una idea sobre lo que significa un jardín consolida de inmediato en la mente el discurso sobre la identidad cultural, el tipo de sociedad que somos, las costumbres, los saberes ancestrales y hasta las tendencias globales apropiadas a nivel local.

Un jardín (en la ciudad) sería entonces una mezcla de: terrenos en desuso, ranuras separando las guarniciones de las banquetas, azoteas con tinacos y varillas esperando la expansión vertical de la vivienda, jardineras rescatadas de un pasado turbio siendo basureros, camellones con vestigios históricos de bancas afrancesadas enlazadas con la penumbra de un lento transitar nocturno, y las semillas de unos agentes secretos que se vuelven indiscretos a la primera gota de agua venida de la lluvia o de alguna fuga así como de un cubetazo. Estos jardines surgen en el silencio, del silencio; cuando no nos damos cuenta y todo sucede ahí en medio de la vida.

Tlacosuchil floreciendo en un suelo compactado, Cuajimalpa, CDMX.
Fotografía: Pamela López

Pongamos, por ejemplo, que en su jardín citadino de repente comienzan aparecer múltiples agentes no planeados como dientes de león (Taraxacum officinale), quintoniles rojos (Amaranthus cruentus), abejas, escarabajos, diversas aves que antes no cantaban cerca ¿quién les invitó? Pues es que siempre han sido de aquí y de allá, son esas plantas que dotan de muchos valores a nuestros jardines urbanos.

Es interesante hablar del efecto que logran este tipo de jardines porque a nivel de identidad cultural o de memoria colectiva podemos insinuar que no son bienvenidos, porque son maleza, son malos, son tan solo hierba que crece y están feos; pero en esa cruel discriminación a las hierbas autóctonas yace un secreto fundamental para garantizar al nicho ecológico, incluso entre concreto y asfalto.

Diversidad de jardines del silencio, CDMX.
Fotografía: Pamela López

Las plantas que llamamos hierbas autóctonas brindan increíbles beneficios ecosistémicos a su entorno, como sería su manera de reproducirse, es tan discreta y sensata, ya que la mayoría sólo requiere del viento o aves que transporten sus semillas, casi sin una polinización de por medio; después hacen del suelo su mejor aliado, puesto que lo airean, evitan su erosión, se comparten nutrimentos (N, P, K) y promueven la infiltración de agua sorteando la creación de láminas de agua sin aprovechamiento, siendo este último su truco magistral. Incluso una gran cantidad de ellas son comestibles, si no pregúntenle al frijol ayocote (Phaseolus coccineus) y a la comunidad de Tláhuac en la CDMX.

Sobre todo, rescatemos que estas hierbas ni siquiera piden algo a cambio, solo reparten su amor para llenar de colores, texturas, olores y diversidad a nuestro paisaje urbano. Llegan en el verano para ocultarse en el invierno; llegan en el murmullo del rocío matutino, llegan y se van dejando regalos para quienes se tomen una pausa para de verdad admirarlas. Si tan solo supiéramos desde la infancia, que al soplar las semillas del diente de león estaríamos diseñando un jardín del silencio…

Pamela López
Instagram: @laliniciativa
Página web: www.lali-iniciativa.com