¿A qué le llamamos orgánico?
¿A qué le llamamos orgánico? Melissa Carrera nos lo explica.
Hoy en día escuchamos el término orgánico por todas partes, sobre todo al referirnos a nuestros alimentos; a pesar de su uso continuo en etiquetas y publicidad hay mucho de lo que podemos platicar al respecto. Para entenderlo debemos saber que en esencia es gracias a la forma en la que se realiza la agricultura. Existen muchas explicaciones y definiciones de la agricultura orgánica: la FAO (Organización Mundial de la Agricultura y Alimentación) hace hincapié en que se trata de un sistema que comienza por tomar en cuenta las posibles repercusiones ambientales y sociales eliminando la utilización de insumos como fertilizantes y plaguicidas sintéticos, semillas y especies modificadas genéticamente.
Para resumirlo, están permitidos los insumos naturales y prohibidos los insumos sintéticos, pero, sí hay un pero; hoy hablaremos de las excepciones en ambos casos.
¿Cómo sé qué la comida que obtengo o consumo es orgánica? Bueno, para eso nació el etiquetado respaldado por diferentes certificaciones, que ojo, no siempre garantizan que estos lo sean del todo. Una etiqueta orgánica indica que para producir un producto se han utilizado ciertos métodos de producción. El término “orgánico” denota un proceso, y no un producto. Quiero platicarte de lo que sucede con las certificaciones: existen diferentes, con diferentes costos y criterios, que si bien describen estos procesos, también se vuelven inalcanzables para algunos productores por los requisitos, pero sobre todo, los costos.
Todos los programas de certificación elaboran listas de insumos sintéticos autorizados y de insumos naturales prohibidos, algunos otros exigen medidas de protección del medio ambiente, además de los dos primeros, pero en efecto esto depende del programa bajo el cual se certifiquen, incluso hasta del país en el que se busque la certificación.
Aunque muchos agricultores del mundo en desarrollo no utilizan insumos sintéticos, este hecho por sí solo no es suficiente para clasificar como orgánicas sus operaciones. Los sistemas agrícolas orgánicos y sus productos no siempre están certificados, éstos se denominan “agricultura o productos orgánicos no certificados”.
“La agricultura orgánica es un sistema holístico de gestión de la producción que fomenta y mejora la salud del agroecosistema, y en particular la biodiversidad, los ciclos biológicos y la actividad biológica del suelo. Hace hincapié en el empleo de prácticas de gestión prefiriéndolas respecto al empleo de insumos externos a la finca, teniendo en cuenta que las condiciones regionales requerirán sistemas adaptados localmente. Esto se consigue empleando, siempre que sea posible, métodos culturales, biológicos y mecánicos, en contraposición al uso de materiales sintéticos, para cumplir cada función específica dentro del sistema”. (Comisión del Codex Alimentarius, 1999).
Cito lo anterior porque es a lo que quiero llegar: como consumidores tenemos un papel muy importante, el de investigar el origen de nuestros alimentos, buscando más allá de una etiqueta. Un sello o etiqueta no siempre valida que se cuiden los recursos, al personal, el impacto medio ambiental, el suelo, etc. Por ejemplo, a continuación tienes una fotografía de dos predios orgánicos, uno con certificación y otro que carece de ella.
¿Notas la diferencia? a tu izquierda existe un predio con monocultivo (es decir únicamente hay brócolis, hectáreas de brócolis, que si, quizás no use sintéticos, pero que no cuenta con diversidad, no enriquece el suelo, lo tiene desnudo, aplica insecticidas) versus un predio que cultiva por temporada teniendo como premisa la salud del suelo, usando acolchado, con diferentes especies coexistiendo y sobre todo cuidando el ecosistema. ¿Qué te suena más orgánico?
“Consume orgánico en esencia, no lo orgánico solamente de etiqueta.”
“Como consumidores tenemos un papel muy importante, el de investigar el origen de nuestros alimentos.”
Debemos pensar fuera de la caja. Por ejemplo, compramos paquetes de manzanas importadas, empacadas en bolsas de plástico, que viajaron cientos de kilómetros, con sello orgánico pero, qué tan sostenible es comprarlas de esa manera, si en el país tenemos buenos productores de manzana, huertas de temporada que no sólo no usan sintéticos, sino que también cuidan la fauna que habita cerca al predio, que plantan de temporada, cuidan el suelo, que se ocupan de darnos alimento de calidad sin dañar el planeta.
Mi intención no es abrumarte, realmente es una invitación a que te cuestiones, a que ejerzas tu poder como consumidor y consumas orgánico en esencia, no lo orgánico solamente de etiqueta; es difícil acercarse a los grandes productores con grandes certificaciones para que resuelvan todas tus preguntas respecto a su producción, no lo descartes; también es sencillo apoyar a tu huerto local o a los mercados de productores, quienes estarán contentos de responder e incluso de invitarte a ver la agricultura más allá del anaquel.