La milpa, paisaje cultural que genera vida

Previo al “nacimiento de la vida y la creación del hombre”, se crearon los árboles y los bejucos. 

La presencia de los bejucos es indicativa de un monte alto y sano, en este paisaje natural fue depositado el hombre, espacio que le dotará de alimento y sustento.

En ecosistemas tropicales, como el de la Península de Yucatán, los nutrientes no sólo están en el suelo, sino en la vegetación, por eso no es exagerado decir que en la selva, la fertilidad se encuentra en la vegetación.

Debido a la premisa anterior, el aprovechamiento de los recursos naturales debe ajustarse a las características del territorio, fueron los mayas quienes encontraron el sistema agrícola adecuado para estas circunstancias: la roza-tumba-quema.

“El sistema no sólo no destruye la selva, sino que la conserva, realizada en las condiciones que favorecen la fertilidad del sistema, y por otra parte, que este sistema es el único viable en Yucatán” 2.

Códice Dresde (p. 74), representación
del ritual de agua y lluvia con la figura del dios Chaak.

En este sistema, la producción incluye frijol, calabaza, pepita, camote, yuca, jícamas, chiles, pero principalmente el maíz; todas estas especies configuran el paisaje cultural que comúnmente conocemos como la milpa.

“He aquí pues, el principio de cuando se dispuso hacer al hombre, y cuando se buscó lo que debía entrar en la carne del hombre… Y así encontraron la comida y esta fue la que entró en la carne del hombre creado, del hombre formado; ésta fue su sangre, de ésta se hizo la sangre del hombre. Así entro el maíz [en la formación del hombre] por obra de los Progenitores”.

– Popol Vuh 1

¿Por qué es tan importante el maíz?

El maíz es la materia vital con que fue creado el hombre, es también esta vinculación con lo natural y lo sobrenatural, en este paisaje natural que se sacraliza y humaniza, es el espacio que constituye el monte.

El monte no es sólo el sitio que provee alimento y materia prima al hombre, es un espacio que tiene dueño, al que se pide permiso para poder entrar, cultivar, cortar, vivir. Es pues, un espacio que deja su connotación puramente biológica para ampliarse a la cultural.

“Todo lugar es sagrado, todo lugar tiene su dueño, pero más los cenotes, las cuevas, los múules (cerros), ‘las ruinas’, los caminos viejos, los beel moson (caminos o rumbos de los remolinos), el monte y todo lugar donde esté vivo, tiene dueño” 3.

Ceremonia del Cha’a Cháak.
Fotografía: www.lectormx.com

El rito con mayor vínculo a la milpa es el Cha’a Cháak, plegaria para pedir la lluvia, esencial para los cultivos de temporal; el paisaje que se recrea en la milpa durante la celebración unifica varios conceptos filosóficos de los mayas, tal y como nos lo explica Mario Ruz 4:

Ceremonia del Cha’a Cháak.
Fotografía: www.lectormx.com

Una mesa-altar que representa el espacio comunal (por eso se cubre de hojas de jabín 5, alegoría del monte) y cuyas patas se hunden en la tierra, comunicándola con el inframundo. Luego, partiendo de las esquinas, suspenden sobre ella los varejones de xi’imché 6, que evocan el firmamento comunitario.

En torno a la mesa-altar, en los cuatro puntos cardinales –Lak’in (Oriente), Chik’in (Poniente), Xaman (Norte) y Nohol (Sur) – se alzan los arcos que representan las moradas de los chaako’ob, los señores de la lluvia; al centro de cada uno de estos arcos se yergue un palo-horcón rematado por una cruz donde irán las jícaras para las ofrendas.

De cada arco se tiende un bejuco xtajkaane’ que los enlaza simbólicamente a la bóveda celeste extendida sobre la mesa. Busca dirigir con precisión los rumbos del rayo, no vaya a equivocarse y descargar sobre otros pueblos su húmedo homenaje (por algo a ese bejuco se le nombra beel-cháak, “el camino del Cháak”). La imago mundi maya, conteniendo el cielo y sus rumbos, la tierra y sus montes, el inframundo y sus accesos, ha sido concluida.

Diorama de la celebración del Cha’a Cháak.
Fotografía: Thomas F. Aleto

Todo lo que rodea al hombre, dentro de la filosofía maya, tiene una carga cultural; la apropiación del territorio está basada en una concepción del universo en la cual todo tiene una razón de ser y todo está conectado, en especial la naturaleza.

Es así que los recursos naturales son aprovechados para comer, curar y habitar.

A través de los siglos, estos recursos han generado un conocimiento que se trasmite de generación en generación, concentrado en la actualidad en memoria y vida de los Maestros Milperos 7.

Los saberes de la milpa también perpetúan la cosmovisión maya que se ha valido de la estructura religiosa católica (Dios, La Virgen y los santos), supeditada a las fuerzas de “toda una serie de entes sobrenaturales como Chah, el regador; Metan Luum, el guardián de los animales terrestres, o Yum Kaax, guardián de la vegetación y de las aves, que han habitado los montes de Yucatán con los antepasados de los campesinos, desde la llegada de los dioses católicos y que antes de dicho evento, deben haber estado bajo el mando de Itzamna, Ixchel, Ek Chuah o Kukulkan, protector de las antiguas clases en el poder” 2.

Las jícaras contienen ofrendas para la ceremonia del Cha’a Cháak.
Fotografía: www.lectormx.com

Cuando nos referimos al paisaje cultural en México, la imagen más representativa es el paisaje agavero y las antiguas instalaciones industriales de Tequila, Jalisco, que ha sido declarado Patrimonio Mundial en la categoría de paisaje orgánicamente involucrado con la sociedad, uno de los tres tipos que la UNESCO establece para paisaje cultural (los otros dos son: paisaje diseñado y creado intencionalmente por el hombre y paisaje cultural asociativo).

La milpa también se ubicaría en esta categoría, pero si consideramos su carga cultural y los saberes bióticos, también abarcaría la tercera categoría de paisaje cultural asociativo; con la particularidad de que este paisaje, a diferencia del agavero, es cíclico y se construye año con año para dotar de alimento a las familias mayas.

La milpa, paisaje cíclico que se construye año con año.

No obstante a tanto valor cultural y paisajístico, la milpa enfrenta problemas de subvaloración, ante la desinformación de las bondades que el sistema de roza-tumba-quema aportan para la regeneración de la vegetación tropical de la Península de Yucatán, con la prueba fehaciente de una práctica de más de 2000 años de existencia, que no ha destruido la selva, sino que, justamente la extinción de este sistema provoca ahorasu desaparición 2.

Sistema de roza-tumba-quema.
Fotografía: Leavingthesafeharbor

Fotografía: Leavingthesafeharbor

1    Popol Vuh (del k’iche’ popol: comunidad y vuh: libro) es un compendio de narraciones, leyendas e historias mayas. / Popol Vuh (from k’iche’ words popol: community and vuh: book) is a compendium of legends and stories of the Mayas.

Popol Vuh, Adrián Recinos (traductor), Las antiguas historias del Quiché, (México: Fondo de Cultura Económica, 2012).

2    Silvia Terán y Christian Rasmussen, La milpa de los Mayas (Mexico: UNAM-UNO, 2009).

3    Ella Quintal et al. “U lu’umil maaya wíiniko’ob: la tierra de los mayas”, en Diálogos con el territorio. Simbolizaciones sobre el espacio en las culturas indígenas de México, Alicia M. Barabas (coordinadora), (México: INAH, pp. 273-360, 2003).

4    Mario Humberto Ruz, “Cha’a Cháak. Plegaria por la lluvia en el Mayab contemporáneo”, Arqueología Mexicana, núm. 96 (2009): pp. 35-39.

5    Piscidia piscipula (L.) Sarg.

6    Especie arbórea (Casearia corymbosa). / Tree species (Casearia corymbosa). 

7    Aurelio Sánchez Suárez, “Saberes constructivos mayas: cosmogonía tangible” en Coloquio Internacional 20 Años del Documento de Nara. Sus aportaciones en la definición del concepto de Patrimonio Inmaterial (INAH-CONACULTA, 2014), pp. 148-163.