Los paisajes mexicanos en películas de la época de oro del cine mexicano

Ver el cine mexicano de la época de oro desde una mirada paisajista te da la oportunidad de abrir panoramas en la historia narrada por medio del paisaje.

El cine mexicano es una de las máximas representaciones de la cultura mexicana, las ideas y el comportamiento de la sociedad mexicana han sido plasmadas en películas desde hace décadas, pero hay un momento en el cine mexicano denominada la época de oro del cine mexicano, una época que tuvo como resultado obras cinematográficas con una gran calidad en cinematografía, fotografía, escritura y actuaciones, y que tuvo su auge en medio y posterior a la segunda guerra mundial.

Dentro de estos aspectos cinematográficos que se mencionaron resaltan algunas por plasmar a la perfección los paisajes mexicanos, lo cual generó una identidad cultural y paisajística de México ante el mundo, que hasta la fecha sigue vigente.

Estos paisajes no eran únicamente una ambientación, realmente influían en los valores que los personajes de las historias le otorgaban a la naturaleza del sitio, a elementos arquitectónicos e incluso a los otros personajes, además, cabe destacar que también se representaron paisajes urbanos, aquellos que hablaban acerca de la vida diaria del mexicano en las capitales.

Paisaje de México en blanco y negro.
Fotografía: https://www.pxfuel.com/es/free-photo-jgnym

La observación de los paisajes mexicanos a través de las películas, permite mantener vigente la apreciación de la cultura y las prácticas. Son diversas las películas que han representado la cultura de México, hablando desde el lenguaje hasta las prácticas tradicionales, pero hay otras que resaltan por su trabajo en la simbolización del paisaje mexicano desde la capital, el sureste mexicano, hasta el occidente y norte del país.

En María Candelaria (1944), se narra una historia de amor, prejuicios y sobrevivencia dentro de Xochimilco, el paisaje chinampero conformado por ahuejotes, flores y el lago, es el ambiente de esta historia y a su vez parte importante del argumento de la misma, al reflejar un sentido de pertenencia de los personajes al sitio y su oportunidad para huir de las múltiples problemáticas que enfrentan. En un mismo ecosistema lacustre se ubica Maclovia (1948), situada en Pátzcuaro Michoacán, nos otorga impresionantes imágenes de la isla y el cielo, mientras se realiza la pesca tradicional del sitio.

En la película Deseada (1951), se presentan los paisajes de Yucatán de forma poética, específicamente de Chichén Itzá, conformado por naturaleza, basamentos piramidales y templos mayas, creando escenas en donde entendemos la conexión entre los protagonistas: Deseada y Manuel. La casa maya forma parte indispensable de la historia y el cenote representa el sacrificio humano.

Chichén Itzá en blanco y negro.
Fotografía: https://pxhere.com/es/photo/624261

Río Escondido (1948), se caracteriza por tener paisajes totalmente abiertos y desérticos de Coahuila, en donde Rosaura (personaje principal) camina sobre ellos. En sus recorridos por los paisajes rurales, la protagonista y los personajes reflejan emociones como la incertidumbre y la soledad. Las imágenes entre el cielo, tierra, relieve y las pocas especies vegetales son de excelente calidad.

Con respecto a los paisajes urbanos podemos observarlos en Los olvidados (1950), a pesar de que tiene un mensaje profundamente social, permite analizar la Ciudad de México en los años 50 y cómo la sociedad se comportaba ante un contexto urbano.

La época de oro del cine mexicano deja un legado cultural impresionante, que nos permite percibir a la sociedad en distintos contextos geográficos e históricos, igualmente nos muestra las diversas dificultades que la sociedad vivía.

Ver el cine mexicano de la época de oro desde una mirada paisajista te da la oportunidad de abrir panoramas en la historia que se narra y crear conexiones desde los elementos naturales de mayor escala hasta los más pequeños de un paisaje.

Fuentes: