
Monumentos con Raíces: Herencia, Cultura y Conciencia Ambiental
Explora con Mariana Herrera cómo los monumentos pueden ser mucho más que estructuras conmemorativas donde a través de una mirada sensible y documentada, nos invita a reflexionar sobre aquellas esculturas y homenajes erigidos en honor a personas que han dejado huella en su artículo “Monumentos con Raíces: Herencia, Cultura y Conciencia Ambiental”.
“Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos pueden cambiar el mundo. De hecho, son los únicos que lo han logrado.”
-Margaret Mead
A lo largo del tiempo, las personas han erigido monumentos para conmemorar diversas hazañas, como conquistas, guerras o figuras de poder. Sin embargo, también existen monumentos, aunque menos conocidos, que fueron creados por activistas y visionarios comprometidos con la protección de la naturaleza. Estas obras no sólo honran a quienes encabezaron estas luchas, sino que también representan ideales fundamentales como la defensa de los bosques, la vida silvestre, el equilibrio ecológico y el resguardo del agua.
Fuente de los Cántaros- Parque México, Ciudad de México
En el Parque México de la colonia Condesa, entre juegos infantiles y paseantes, se alza una escultura que parece susurrar historias ancestrales: la Fuente de los Cántaros. Creada en 1927 por el escultor José María Hernández Urbina, esta obra no es solo un adorno urbano, sino un puente entre el México prehispánico y el moderno, donde el agua sagrada para las culturas originarias fluye como metáfora de resistencia cultural.
Más allá de su belleza, la obra es un manifiesto ecológico:
- Los cántaros representan la sacralidad del agua en culturas mesoamericanas, donde era considerada don de los dioses.
- Su ubicación en un parque diseñado sobre un antiguo hipódromo habla de cómo la ciudad reescribe su historia, pero no puede borrar sus raíces.
- El agua que cae de manera continua simboliza la vida que persiste, incluso en entornos urbanizados.
Hoy, la fuente sigue siendo un punto de encuentro donde coinciden turistas, ciudadanos y hasta manifestantes ambientales. En 2020, durante una protesta por la escasez de agua en la ciudad, activistas depositaron flores y semillas alrededor de su base, resignificándola como altar contemporáneo.
Monumento a Miguel Ángel de Quevedo, Ciudad de México
En el corazón del Vivero de Coyoacán, uno de los pulmones verdes más emblemáticos de la Ciudad de México, se alza una escultura en honor a Miguel Ángel de Quevedo (1859–1946), pionero de la conservación ambiental en el país. Conocido como el “Apóstol del Árbol”, representa su rostro con mirada firme y serena, recordando su incansable labor.
Su legado fue tan profundo que incluso se instauró el Día del Árbol en México (10 de Julio) gracias a su influencia. La escultura no solo honra su memoria, sino que también invita a reflexionar sobre la importancia de seguir su ejemplo en un país que enfrenta desafíos ambientales críticos.

Fotografía / Photography: Wotancito vía Wikimedia Commons
La Fermière, Montreal, Canadá
La escultura de la Fermière (en español: “La Granjera”) es una fuente realizada por el escultor Alfred Laliberté entre 1914 y 1915. Se encuentra en la plaza Gennevilliers-Laliberté, frente al Mercado Maisonneuve en Montreal, Quebec. Esta representa a una mujer granjera, simbolizando la importancia de la agricultura y el papel de la mujer en la sociedad rural canadiense. A su alrededor, hay figuras de niños y animales que representan la vida en el campo.

Fotografía / Photography: Josée Robidoux, Pauline Traversy, David McKinney vía Wikimedia Commons
Manos: Monumento a la protección del planeta, Zaragoza, España
En la Plaza del Donante de Órganos de Zaragoza se alza este impactante monumento del artista Rafael Barnola. Dos manos gigantes sostienen, sin tocar, una esfera que representa la Tierra, simbolizando la responsabilidad humana en su cuidado. La obra rinde homenaje a todas las personas que, desde el anonimato, trabajan por proteger el planeta. Un recordatorio visual de que el futuro de la Tierra está en nuestras manos.

Fotografía / Photography: Wikimedia Commons
Monumento a Rachel Carson- Springdale, Pensilvania, EE.UU.
Rachel Carson es mundialmente reconocida por su libro “Primavera Silenciosa” (1962). Sus investigaciones fueron clave para el surgimiento del movimiento ambientalista moderno y llevaron a la prohibición de sustancias tóxicas y a la creación de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA).
El monumento no solo rinde homenaje a su legado científico, sino también a su lucha incansable por la verdad y la conservación, a pesar de las críticas de la industria química en su época. Ubicado cerca del Rachel Carson Homestead (su casa natal, hoy museo), la escultura invita a los visitantes a reflexionar sobre la importancia de proteger nuestro planeta y seguir su ejemplo de valentía, curiosidad y amor por la vida silvestre.Un tributo a la mujer que nos enseñó que la naturaleza no es un lujo, sino una necesidad.
Estos monumentos a defensores de la naturaleza son mucho más que arte: son recordatorios permanentes de nuestra responsabilidad con el planeta. Cada estatua o busto cuenta una historia de lucha y amor por el medio ambiente, inspirándonos a seguir su ejemplo.
Los monumentos a defensores de la naturaleza son recordatorios permanentes de nuestra responsabilidad con el planeta.
No son solo homenajes del pasado, sino llamados a la acción presente. Nos recuerdan que proteger la Tierra es tarea de todos, sin importar fronteras o generaciones. Al preservar estas figuras, mantenemos viva su causa en un mundo con urgentes desafíos ecológicos.