Casona los Cedros

Conoce la revitalización de Casona los Cedros, un antiguo edificio colonial convertido en un íntimo destino de lujo ubicado en el corazón de Espita en Yucatán, por Laura Lecué y Alan Montfort.

El Hotel Boutique Cedros es un nuevo e íntimo destino de lujo ubicado en el corazón de Yucatán en el pueblo de Espita. Los huéspedes pueden disfrutar de la arquitectura tradicional a través de la renovación de un antiguo edificio colonial, pero también de una arquitectura más contemporánea con la creación de ocho habitaciones, una piscina infinita y un restaurante ubicado en un jardín tropical.

Bejucos
Fotografía: Alonso Velarde.

Utilizamos materiales y técnicas tradicionales para la renovación de la parte antigua. Piedra, fibra natural, pixoy, chukum, madera certificada y cal, componen la paleta de materiales.

También utilizados en la nueva construcción, esos materiales crean un diálogo estético entre lo antiguo y lo contemporáneo. El proyecto encaja armoniosamente en el pueblo de Espita gracias a la artesanía local y los materiales de calidad. Los albañiles y carpinteros se basaron en técnicas tradicionales y respetuosas con el medio ambiente, en particular mediante el uso de materiales locales y naturales.

La artesanía local está en el centro del proyecto: las lámparas de bejuco son tejidas por Mango, residente de Espita; los platos del restaurante provienen del taller de uno de los últimos alfareros de la región; los textiles bordados están hechos en Espita por Martha y los muebles por los carpinteros del pueblo.

Restaurante Casona.
Fotografía: Alonso Velarde.

La antigua casa, situada en la esquina de la calle, originalmente fue el hogar de una familia espiteña, luego una cantina popular, que llevaba abandonada más de 30 años, por lo que se encontraba en muy mal estado. Los dos volúmenes principales, delante de la casa, ya no tenían tejado, lo que dañaba la carpintería y parte de los estucos interiores.

El primer paso consistió en retirar todos los elementos de cemento que se habían ido añadiendo a lo largo de los años para sanear el edificio. A los acabados existentes se añadieron nuevos a base de cal y chukum; se fabricaron e instalaron nuevas ventanas de madera de cedro; se añadió un suelo de mosaicos de cemento, típico de Mérida, para dar un toque de color a los tonos naturales del edificio.

Lobby hotel.
Fotografía: Alonso Velarde.

El jardín, que también había estado abandonado durante años, se llenó de árboles y vegetación. El proyecto arquitectónico de los nuevos edificios consistía en integrarse alrededor de los árboles sin tener que cortarlos.

La vegetación y sus altos árboles son parte integrante del proyecto, y cada elemento construido rodea y realza la vegetación. Las barreras visuales, para crear intimidad entre las habitaciones, las genera la vegetación.

Corredor natural.
Fotografía: Alonso Velarde.

Las habitaciones tienen una gran bahía que da al exterior, a la vegetación, y cada cuarto de baño tiene su propio patio para ofrecer un pozo de luz y un toque de vegetación. En cuanto a la piscina infinita, se encuentra en el centro del proyecto y desde la entrada es visible, en la perspectiva de la puerta.

La piscina está rodeada de árboles y por la noche sus ramas se reflejan en el espejo de agua, borrando el límite entre realidad y reflejo.

Piscina infinita cenital.
Fotografía: Alonso Velarde.