Vinculando el cosmos con la tierra: la observación como punto de partida
En “Vinculando el cosmos con la tierra: la observación como punto de partida”, la arquitecta paisajista Marianela Porraz Castillo, explica la importancia de la observación para volver a conectarnos con los ciclos naturales y astronómicos.
“Un atlas es un armazón para pensar las prácticas de la arquitectura y del paisaje que contiene un procedimiento, una forma cuya imagen nos acerca a los gabinetes de las maravillas y un objetivo nuevo: la construcción de un foro cósmico, que llamaremos observatorio.”
– Iñaki Ábalos, 2005¹.
La observación astronómica, especialmente del sol y las estrellas, se ha realizado por culturas agrícolas de todo el mundo, con finalidades calendáricas y rituales. Stonehenge en Inglaterra (2500 a.C.), Chanquillo en Perú (300 a.C), así como Dzibilchaltún (500 a.C.- 1500 d.C.) o Chichén Itzá (500-1500 d.C.) son conjuntos que ponen en evidencia la importancia de los ciclos astronómicos, lo que se manifiesta en la arqui-tectura y el urbanismo.
Con respecto a las civilizaciones prehispánicas en América, Johana Broda (1982)² describió cómo ciertos edificios de los conjuntos de Uaxactún o de Xochicalco, fueron concebidos tomando en cuenta eventos solares como equinoccios o solsticios. Eso nos demuestra no sólo la importancia que dichos fenómenos tenían en estas culturas, sino que ponen de manifiesto su fuerte capacidad de observación.
Dichas investigaciones empíricas constituían un parámetro para medir el tiempo y su correlación con los ciclos naturales: el tiempo de cosecha y siembra; de lluvias y secas; las mareas; etc., factores que debían ser tomados en cuenta para diversas actividades productivas. Todo aquello, con el tiempo y el aprendizaje de varias generaciones, se convirtió en una sabiduría ancestral, vinculándose con creencias mágicas y espirituales.
Las sociedades urbanas actuales hemos perdido la vinculación con los astros y con los ciclos naturales. Pierre Rabhi, en su libro La Sobriedad feliz³, habla sobre el enajenamiento y el encierro a los cuales está sometido el ser humano en las ciudades. En medios urbanizados es incluso difícil percibir el horizonte; vivimos bajo el influjo permanente de la electricidad, del ruido y las pantallas, una especie de interferencia que nos impide vivir en armonía con nuestro entorno.
Hace algunos años, el artista islandés Olafur Eliasson exploró en varios de sus proyectos de arte, cómo el sol y el clima siguen teniendo una poderosa influencia en los seres humanos. Especialmente The Weather project⁴, el cual es un ejemplo paradigmático de cómo resituar los ciclos naturales en el centro de la experiencia humana.
¿Cómo se puede vincular el cosmos con la tierra y volver a poner al ser humano en el centro de la experiencia? La clave para volver a conectarnos con los ciclos naturales y astronómicos podría ser la observación. Los arquitectos, urbanistas y paisajistas, debemos crear lugares propicios para aprender a mirar nuevamente con detenimiento, para volver a entender por dónde sale el sol, cuáles son las estaciones y de dónde viene el viento. Necesitamos desarrollar una nueva sensibilidad para entender nuestro entorno, que se deteriora día con día de forma vertiginosa. Debemos crear un observatorio, para volver a comprender que nuestro rol es infinitamente pequeño en este universo, y al mismo tiempo, fundamental.
“Los arquitectos, urbanistas y paisajistas, debemos crear lugares propicios para aprender a mirar nuevamente con detenimiento, para volver a entender por dónde sale el sol, cuáles son las estaciones y de dónde viene el viento.”
¹Abalos Iñaki, Atlas Pintoresco. Vol. 1: el observatorio (Barcelona: Gustavo Gili, 2005).
²Broda Johanna, « Astronomy, Cosmovisión, and Ideology in Pre‐Hispanic Mesoamerica », Annals of the New York Academy of Sciences 385, no 1 (1982): 81-110.
³Rabhi Pierre, Vers la sobriété heureuse (Arles: Éditions Actes Sud, 2014).
⁴Realizado en la galería Tate en Londres en el año 2003. https://www.tate.org.uk/whats-on/tate-modern/exhibition/unilever-series/unilever-series-olafur-eliasson-weather-project-0