
La Identidad Latinoamericana a través del paisaje
Sumérgete en La Identidad Latinoamericana a través del paisaje, desde sus raíces precolombinas hasta los retos del crecimiento urbano con María Sansores.
El mapa de Latinoamérica está marcado por relatos de transformación, resiliencia y diversidad. Cuando las civilizaciones precolombinas desarrollaron sus primeros asentamientos, domesticaron la tierra y forjaron una identidad en profunda conexión con su entorno, trayendo no solo nuevas especies y costumbres, sino que introdujeron un intercambio cultural y natural que plantaría las semillas de lo que hoy conocemos como la identidad latinoamericana.
Cuando las civilizaciones precolombinas desarrollaron sus primeros asentamientos, domesticaron la tierra y forjaron una identidad en profunda conexión con su entorno.

Monte Fitz Roy, Patagonia Argentina / Mount Fitz Roy, Patagonia Argentina Fotografía / Photography: María Sansores
Una identidad que definiría las interacciones entre sus paisajes diversos y las culturas que habitan este gran territorio. Desde los desiertos áridos del norte de México hasta las pampas interminables de Argentina, los paisajes latinoamericanos no solo han sido escenarios, sino actores clave en la configuración de las sociedades. Pero Latinoamérica es solo un fragmento en este complejo tapiz global.
A medida que las culturas se han entrelazado a lo largo de los siglos, no solo han cambiado sus lenguas, tradiciones y formas de vida, sino que han dado lugar a nuevas economías, ideas innovadoras y movimientos artísticos únicos. Con el paso del tiempo, los sistemas agrícolas ancestrales han convivido con las dinámicas de las metrópolis contemporáneas. La narrativa del paisaje latinoamericano es sumamente rica y está en constante evolución como las mismas raíces que lo sostienen.
La narrativa del paisaje latinoamericano es sumamente rica y está en constante evolución como las mismas raíces que lo sostienen.
Hoy en día, el paisaje latinoamericano enfrenta desafíos complejos. El crecimiento acelerado de las ciudades ha generado tensiones entre el desarrollo urbano y la preservación de los entornos naturales. Ciudades como São Paulo, Buenos Aires y Ciudad de México, se han expandido rápidamente, integrando amplias zonas rurales y naturales en sus límites. Estos son símbolos del progreso, pero también de los retos que surgen cuando el entorno natural se ve forzado a ceder ante el crecimiento urbano desenfrenado.

Ipanema, Río de Janeiro
Fotografía / Photography: María Sansore
Sin embargo, en los últimos años, ha habido un cambio significativo en la forma en que los latinoamericanos perciben su relación con el paisaje. Los problemas ambientales como la pérdida de biodiversidad y la contaminación han impulsado movimientos sociales y gubernamentales para revalorizar los espacios naturales dentro de los entornos urbanos. La sostenibilidad se ha convertido en una prioridad, y muchas ciudades están invirtiendo en iniciativas que integren el paisaje natural en la vida cotidiana.
El desarrollo de parques y áreas verdes dentro de las ciudades ha sido una de las principales estrategias para recuperar el vínculo entre la población urbana y el entorno natural. Estos espacios no solo proporcionan un respiro necesario del ajetreo de la vida urbana, sino que también funcionan como pulmones ecológicos que participan en la reducción de los impactos ambientales. Proyectos como el Centro de Cultura Ambiental Chapultepec en Ciudad de México, El Plan de Infraestructura Verde de Vitacura en Chile, o los proyectos en espacios públicos de Burle Marx en Río de Janeiro son ejemplos del esfuerzo por equilibrar el crecimiento urbano con la conservación del paisaje.
Además, hay un creciente interés en los llamados tejidos verdes, que buscan integrar la vegetación en las estructuras urbanas. Jardines verticales, corredores ecológicos y techos verdes, como los que vemos en Medellín, son algunos de los elementos que están siendo incorporados en la arquitectura contemporánea de ciudades en América Latina.
El paisaje latinoamericano, en toda su diversidad, seguirá siendo un eje central de nuestra identidad. En la medida en que enfrentamos los desafíos de urbanización y desarrollo, también encontramos en nuestra tierra la oportunidad de crear un equilibrio entre lo natural y lo humano. Al cuidar y preservar nuestros paisajes, estamos forjando un futuro en el que la riqueza cultural y ambiental de Latinoamérica pueda prosperar en armonía.