Paisajismo y Biodiversidad: El árbol correcto en el lugar correcto

Las ciudades crecen en todo el mundo. En el año 2017, más del 50% de la población mundial por primera vez habitó en las ciudades y se estima que para el año 2050 el porcentaje habrá aumentado al 70%. Ante esta circunstancia, son los países en desarrollo los que enfrentarán los mayores desafíos, ya que el 90% del crecimiento urbano se ubicará en ellos.

México crecerá de 384 a 961 ciudades para el año 2030 y debe hacer frente no sólo a la necesidad de incrementar y mejorar la cobertura de servicios, sino también a reducir la desigualdad social que históricamente ha predominado en sus paisajes urbanos.

Sumado a esto, el cambio climático también hace necesario identificar medidas que provean resiliencia a las ciudades y en ese sentido, la biodiversidad nativa ha sido un elemento subestimado a lo largo del tiempo.

Zona de riesgo de derrumbes
Fotografía: Gabriela Gutiérrez

Durante gran parte de la historia mexicana se puede observar la desvinculación entre la construcción de las ciudades y los ecosistemas originales en donde se asentaron. Desde la colonia, el modelo de ciudad se exportó de Europa y llegaron del viejo continente una gran cantidad de especies exóticas; en el siglo XX, Miguel Ángel de Quevedo, gran impulsor de la reforestación urbana, trajo de Francia e Inglaterra esquemas de reforestación cuyo principal propósito fue el saneamiento de las ciudades, para el cual utilizaron especies ajenas a México pero de las cuales se tenía vasta información para su propagación.

Actualmente sabemos que las especies exóticas no necesariamente contribuyen al mejoramiento urbano dada su baja adaptación a los sitios donde son introducidas. Éstas favorecen la llegada de enfermedades y plagas, pueden absorber mayores recursos hídricos o del suelo, y dado que cambian sus patrones de reproducción y desarrollo a formas más agresivas para sobrevivir, las especies nativas son ocasionalmente desplazadas; esto finalmente genera un fuerte desequilibrio en los ecosistemas.

Eucaliptos en el Cerro de la Estrella
Fotografía: Gabriela Gutiérrez

Además del impacto ambiental que esto genera, también se observa que la mala selección de especies provoca daños a la infraestructura (banquetas, cableado, muros, etc.) y en vez de beneficiar a la población deterioran la calidad del espacio público, aumentan costos de mantenimiento o ponen en riesgo a los pobladores, evidenciando la falta de conocimiento y mala planeación en el uso de las especies, aún en la actualidad.

No se ponen en duda los innumerables beneficios del arbolado para transitar hacia las ciudades sustentables y equitativas que queremos en el futuro: la vegetación puede reducir 2 a 8 grados centígrados la temperatura ambiente, aumentar la calidad del aire (un árbol maduro puede absorber hasta 150 kg de gases contaminantes al año), regular el flujo de agua ante inundaciones, reducir la contaminación sonora, retener suelos en pendientes y mejorar la salud de la población al brindar espacios de esparcimiento.

Tronco atacado por plagas
Fotografía: Pexels.com

Todo lo anterior además se traduce en una reducción del gasto público, sin embargo, reconocer el valor de la diversidad de especies aptas para la reforestación y su uso correcto en el lugar correcto requiere, además del conocimiento de su biología reproductiva y desarrollo, de un cambio de perspectiva en la concepción de las ciudades y su paisaje.

“La diversidad de especies aptas para la reforestación, y su uso correcto en el lugar correcto, requiere del conocimiento de su biología reproductiva y desarrollo”

Disfrutando de la sombra en Campeche, México, temperatura aproximada de 33ºC
Fotografía: Gabriela Gutiérrez

El paisajismo afortunadamente ha evolucionado integrando disciplinas sociales y ambientales para ayudar a construir espacios urbanos sostenibles fieles a la cultura, identidad y naturaleza nativa de cada región. En el mundo existen ya buenos ejemplos de la adecuada reconfiguración de espacios urbanos adaptados al clima y geografía local.

Aunque en México se ha incursionado poco en el tema se tiene el campo abierto gracias a los diversos financiamientos para las ciudades; hacer las nuevas intervenciones correctamente, depende en gran medida del profesionalismo de los responsables para identificar las características aptas del arbolado y, por supuesto, integrar una visión no meramente estética, sino también cultural y medioambiental que den sentido a nuestros propios modos de habitar.

Plántula en desarrollo para reforestación urbana y uso paisajístico
Fotografía: Israel Gómez

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