Villa ecológica en Cha de Igreja

Ramos Castellano arquitectos nos invitan a descubrir la Villa ecológica en Cha de Igreja, un proyecto que logra convertir un terreno árido en África en una comunidad autosuficiente, con terrazas agrícolas, viviendas de piedra local y sistemas sostenibles de energía y agua, revitalizando una zona en despoblación y promoviendo el turismo responsable.

La isla de Santo Antao está situada en medio del Atlántico a unos 500 km de Senegal, y tiene una superficie de 779 km2 con aproximadamente 80,000 habitantes. Es el más septentrional del archipiélago de Cabo Verde. Una isla volcánica y montañosa, poblada desde mediados del siglo XVI en varias fases, por una mezcla de agricultores portugueses de las islas de la Macaronesia, nobles detestados por la corona portuguesa, judíos expulsados ​​debido a pogromos y descendientes de esclavos deportados por la fuerza de varias regiones de África. En la parte norte de la isla, expuesta a los vientos del océano, se ubican los pueblos de Cruzinha da Garça y Cha de Igreja y entre ellos, el asentamiento orgánico.

La economía de la isla es tradicionalmente agrícola, con el cultivo predominante de caña de azúcar para la producción de Grogue, el famoso ron de las islas, que poco a poco se está basando en el turismo. Los jóvenes prefieren vivir en las ciudades que en el campo debido a la falta de oportunidades, por lo que los pueblos de la isla se están despoblando poco a poco.

Hace unos 8 años, los propietarios de una agencia turística alemana se pusieron en contacto con nosotros con la intención de desarrollar un proyecto inmobiliario en un terreno de 5 hectáreas cerca del mar.

Vista aérea desde el océano / Aerial view from the ocean
Fotografía / Photography: Sergio Pirrone

El proyecto consta de 3 hectáreas de superficie cultivable, 14 habitaciones dobles, 4 villas, un edificio de servicios, un restaurante con salón, un edificio panorámico multifuncional, un campo fotovoltaico, 3 depósitos de agua de riego y un pozo. Este es el programa final propuesto por nuestro Estudio, diferente a sus intenciones originales de desarrollo inmobiliario.

Cabo Verde es un país con un déficit estructural de superficie cultivable, por lo que las técnicas utilizadas actualmente en el país y la consiguiente producción agrícola son insuficientes para alimentar a la población de las islas. Por este motivo uno de los primeros objetivos de nuestro proyecto es aprovechar toda la superficie cultivable de la zona disponible, haciéndola de regadío y apta para el cultivo. 

Cosecha / Harvest
Fotografía / Photography: Ramos Castellano arquitectos

Durante los dos primeros años del proyecto, aproximadamente 20 personas de pueblos vecinos trabajaron en la construcción de unos 5 km de terrazas, que transformaron 5 hectáreas de zona abandonada y seca en aproximadamente 3 hectáreas de zona plana, cultivable e irrigada. De esta forma el asentamiento aumentó la superficie agrícola e introdujo hortalizas y frutas en el mercado local, contribuyendo a abaratar los precios de las hortalizas en las comunidades cercanas y aumentar la oferta.

Este proceso cambió de alguna manera los sentimientos locales sobre los visitantes, cuya presencia pasa a ser percibida como un elemento que aporta energía al ecosistema social, en contraposición a la lógica de los hoteles todo incluido: el modelo económico dominante en las otras islas turísticas de Cabo Verde.

Después de haber construido las terrazas y comenzado a cultivarlas, estudiamos las posiciones de las casas y habitaciones, pasando diferentes épocas del año acampando en las terrazas. Se identificaron los puntos protegidos de los fuertes y constantes vientos predominantes, apartados de desprendimientos de rocas y con vista al valle o al mar. Una vez encontradas las posiciones más favorables, se posicionaron los edificios, insertando e integrando el proyecto en la montaña como una gran obra de land art. Una intervención respetuosa con el poder y la grandeza de las montañas, que pretende crear una armonía holística con el medio ambiente.

Se posicionaron los edificios, insertando e integrando el proyecto en la montaña como una gran obra de land art, es una intervención respetuosa con el poder y la grandeza de las montañas, que pretende crear una armonía holística con el medio ambiente.

Vista aérea / Aerial view
Fotografía / Photography: Sergio Pirrone

El impacto en el pueblo así como la huella ecológica debían ser mínimos, la sostenibilidad del proyecto se basa en los siguientes principios:

El uso de materiales locales disponibles en el sitio, como piedra basáltica, arena y grava, disponibles a poca distancia, en el valle, y continuamente renovables después de la temporada de lluvias. Por ello los muros de las casas y habitaciones son de piedra y por inercia térmica garantizan, junto con la ventilación cruzada, el confort climático evitando el uso de aparatos de aire acondicionado.

El uso de mano de obra local y técnicas de construcción comúnmente utilizadas en la zona, con soluciones y tecnologías simples pero contemporáneas; el uso mínimo de maquinaria pesada para aumentar el uso de energía humana, para distribuir lo más posible en los pueblos cercanos el capital requerido para la construcción, haciendo así el asentamiento orgánico cercano a las poblaciones locales.

Trabajadores erigiendo las paredes de la terraza de piedra / Workers erecting the stone terrace walls
Fotografía / Photography: Ramos Castellano arquitectos

Normalmente, el agua llegaba al suelo sólo cuando llovía, es decir, 2 o 3 veces al año, ya que Cabo Verde se encuentra en la misma latitud que el desierto del Sahara. Tras la intervención en el lugar, el agua está constantemente disponible gracias a un pozo en el valle con una desaladora y una bomba hidráulica que funciona con energía solar proporcionada por paneles fotovoltaicos. Además de esto, todos los edificios están equipados con sistemas mecánicos de filtración y reutilización de aguas grises. Estas aguas, tras una filtración mecánica y mediante un sistema gota a gota por gravedad, riegan la vegetación del entorno de los edificios.

La energía que llega a las islas de Cabo Verde desde Alemania en forma de dinero se transforma en un asentamiento que genera bienestar y equilibrio entre la naturaleza y el ser humano. Un nuevo asentamiento rural opuesto a la forma predominante de turismo neocolonialista que invade las islas; Propone una solución de cooperación, beneficio mutuo e intercambio justo. 

Esquema de funcionamiento energético / Energy operation diagram
Ilustración / Illustration: Ramos Castellano arquitectos

El proyecto comenzó 5 años antes de la pandemia y recién después de la pandemia se volvió actual y necesario. Ha traído vida donde no la había, generando alimentos y recursos humanos en zonas en proceso de despoblación.

Todos los interiores y mobiliario, diseñados por Ramos Castellano arquitectos, fueron trabajados artesanalmente por artesanos de talleres locales, siempre con el objetivo de distribuir capital y conocimiento localmente, creando una infraestructura humana preparada para construir futuros proyectos, que se implementarán en la misma zona de alta demanda turística.

Vista del proyecto / Project view
Fotografía / Photography: Sergio Pirrone

La vegetación que impregna el entorno, recubriendo los techos, muros y terrazas del jardín, ha sido estudiada con la asesoría de un agrónomo para crear caminos multisensoriales que, a través de la posición y dirección de los vientos predominantes, llevan los olores a los diferentes puntos del asentamiento. Garantizan el contacto directo entre la naturaleza y los visitantes, insertando al huésped en un estilo de vida rural típico de la isla y sus montañas, revisitado en clave y visión contemporánea.

Vista del proyecto / Project view
Fotografía / Photography: Sergio Pirrone

Se prestó especial atención al paisaje sonoro de los ambientes, que por su posición y forma acogen el sonido de las olas rompiendo en la playa, amplificándolo, creando ambientes sonoros que contribuyen a la totalidad de la experiencia.

Vista del templo / Temple view
Fotografía / Photography: Sergio Pirrone