Una pérgola abierta a la huerta

Descubre el proyecto “Una pérgola abierta a la huerta”, diseñado por Bona fide taller.

El proyecto, desarrollado por Bona fide taller en el límite urbano de la pequeña población de Sot de Ferrer, en Castellón, es el resultado de un concurso de arquitectura impulsado desde la administración y el sector cerámico de la región. El municipio de Sot de Ferrer (provincia de Castellón), traza su borde urbano occidental en la acequia mayor que sirve a su red de antiguos lavaderos.

 

Vista hacia el poblado 
Fotografía: Oleh Kardash Horlay

 

Entre esta y el cauce del río Palancia, que la alimenta aguas arriba, se extienden cultivos de nísperos, caquis y cítricos. El pueblo, sin embargo, no consigue mirar al paisaje que se le muestra. Una fachada deteriorada donde el trazado de las calles se corta de forma abrupta.

El proyecto regenera el entorno del lavadero del Inchidor, primero de los cinco que sirven a la población. Se adecúa la bajada al lavadero, y a los campos a través de la mejora de un sendero, servidumbre de paso para los agricultores. Se acerca la huerta y su paisaje.

Between the canal and the river Palancia -from where it takes its water upstream-, crops of med- lar, persimmon and citrics extend.
The town, however, turns its back to this landscape. A blind facçade where streets stop abruptly, unconnected. The Project reclaims the existing; gives proper access to the washing area and provides space for contemplation. A narrow trail, “right of way” used by farmers to get to their nearby fields, is improved. The orchards are brought close.

Pérgola
Fotografía: Oleh Kardash Horlay 

Al final de la calle San Pedro hay un pequeño balcón de jaula sobre los campos de nísperos; pronto quedará toda trenzada de jazmín. A un lado se encuentra el patio del palacio gótico alrededor del cual nació el pueblo de Sot de Ferrer. Al otro lado queda la bajada al antiguo lavadero, del que se mantiene su vaso y parte del muro y las pilastras que definían su volumen original. Ahora una nueva escalera le da acceso y asiento –sorprendentemente se sigue utilizando por algunos vecinos-.

El muro contiene el talud y gana el espacio sufici- ente para una placeta, que mira a la huerta y a los árboles que siguen el cauce del río. Linda con la acequia y uno puede sentarse en su borde y refrescarse los pies; es la acequia mayor y siempre lleva agua. La pérgola lo reúne todo bajo su bóveda curva, una habitación abierta que se irá cubriendo de parra virgen, de un rojo intenso en otoño.

 

Balcón de jaula 
Fotografía: Oleh Kardash Horlaya

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