Landscape: el paisaje como elemento reparador

Ivonne Walls nos platica del valor de los espacios públicos abiertos en “Landscape: el paisaje como elemento reparador”

El especialista en lengua inglesa Carlos Melo afirma que la creación del término land-scape se remonta al siglo XVI, donde se encuentran registros del concepto land scieppan, que después se transforma en land-scape. Su significado original era “creación en un terreno” y se refería al diseño geométrico de los grandes jardines utilizados en esa época en palacios y casas grandes para lograr una vista escénica y ordenada de la naturaleza. Con el paso de los siglos, el término comienza a abarcar significados más amplios hasta llegar a la definición actual, que no sólo se refiere al diseño natural de cualquier paisaje, sino lo que es aún más importante, al sentido cultural y carácter del mismo.

El paisaje es algo vivo, dinámico y en continua transformación, capaz de integrar y asimilar con el tiempo elementos que responden a modificaciones territoriales. Es una acumulación de información, una fuente inagotable de datos sobre la gente y las sociedades que lo han habitado y que le han dado forma. El carácter que emana del paisaje es el resultado de la acción y de la interacción de los factores naturales y humanos que ahí han intervenido. Independientemente de la cualidad estética del paisaje, este se halla circunscrito al entorno natural de una comunidad determinada. Todo paisaje, por tanto, está unido a una cultura que ocupa un área determinada, única y específica. De ahí que estos lugares sean puntos atractivos para personas de otras regiones que están dispuestas a viajar para conocerlos y vivirlos.

Aramu Muru – Hayu Marca, Perú
Fotografía: Ashly Jazmin Lazaro Regalado 

En los últimos tiempos, el turismo de naturaleza o ecoturismo se ha convertido en una constante. Cada vez más, personas de todo el mundo viajan a destinos cuyos atractivos naturales son de su interés, pues les permiten desarrollar actividades o experimentar ambientes soñados: montañas, playas, nieve, desierto, etc. A pesar de la tendencia hacia una cierta homogeneización cultural, lo cierto es que nuestro mundo aún es rico en particularidades locales, que se encuentran en un lugar determinado y que se expresan físicamente a través del paisaje. Por ello, el paisaje es para el turista una ventana abierta hacia una nueva cultura y hacia una vivencia única y singular que merece la pena experimentar. Sin embargo, se debe tener cuidado para evitar que una mala o deficiente planificación ocasione el deterioro del sitio turístico, lo que resultaría contraproducente si este sufre un daño o alteración que modifique su carácter esencial.

Parque Nacional de Calanques
Fotografía: Paulina del Carmen Cisneros Paredes  

Pero no sólo para el turismo son atractivos estos lugares; sabemos que la vida en las ciudades, el trabajo, las presiones, el tránsito y la contaminación, entre otros factores, están afectando el equilibrio mental y físico de las personas que las habitan, por lo que cada vez es más común que estas busquen espacios referentes para escapar de su entorno cotidiano y disfrutar del contacto con la naturaleza. Una especie de retiro y de pausa para recargar energía y para recuperar la paz. Durante las últimas décadas, diversos estudios han comprobado los beneficios preventivos y terapéuticos de convivir con el medio ambiente y el cómo la belleza de un paisaje influye de manera importante en la salud física y mental de las personas. Además, ayudan a evitar la incidencia de enfermedades mentales como la depresión, la ansiedad y el estrés, reducen los problemas de salud física relacionados con estilos de vida sedentaria como la obesidad, las enfermedades cardiacas y disminuyen padecimientos como el asma y las alergias. Desde el punto de vista social, fomentan la convivencia sana con otras personas y el intercambio humano indispensable para lograr una estabilidad física y emocional.

Vista aérea cienaga en Yucatán
Fotografía: Fernando Méndez

Los sitios naturales dentro y fuera de las ciudades constituyen espacios de escape que nos permiten desconectarnos de la rutina diaria, de los problemas y de las presiones. Son lugares en donde se huye de lo cotidiano para encontrarse con uno mismo y se convierten en oasis aptos para la reflexión, la salud, la convivencia o el entretenimiento.

Acudir a ellos representa una inversión rentable y enriquecedora en todos los sentidos. Quizá para un ciudadano acostumbrado a la vorágine de las ciudades, pasen desapercibidos muchos de los potenciales beneficios que conlleva una estrecha conexión con la naturaleza antes mencionados.
Acostumbrados a jornadas de trabajo interminables, al estrés y la rutina de la vida diaria, necesitamos ”desconectar” y buscar espacios que nos permitan hacer ejercicio, meditar, respirar aire limpio, disfrutar del mar, escaparnos al campo, al bosque, etc. A raíz de esto, se ha ido creando un turismo local que no necesita salir de su lugar de origen para encontrar ese espacio único y especial de reconexión y descanso. De ahí la importancia de incluir en la planificación urbana infraestructuras sostenibles, espacios de desconexión y encuentro donde se respire aire puro, en compañía de una naturaleza bien integrada. 

Nathan Phillips Square, Podium Roof Garden, Toronto
Fotografía: Scott Web vía Pexels

Paisajes alejados del bullicio y de la contaminación sonora, que inviten a vivir un ambiente de carácter más íntimo preservando la memoria de una ciudad que se encuentra en constante transformación. La pandemia ha revelado ahora más que nunca el valor de los espacios públicos abiertos: somos seres humanos y necesitamos estar al aire libre y convivir con otras personas. Fomentar que los arquitectos paisajistas diseñen lugares abiertos saludables, accesibles y equitativos para que las personas “escapen” y se conecten con la naturaleza y entre ellos mismos, es una tarea impostergable.

Observando el paisaje
Fotografía: Quang nguyen vinh, vía Pexels

 

“Fomentar que los arquitectos paisajistas diseñen lugares abiertos saludables, accesibles y equitativos para que las personas “escapen” y se conecten con la naturaleza y entre ellos mismos, es una tarea impostergable.”