Hay lugares que se guardan de una manera mágica y especial en el corazón, y el Archipiélago de Revillagigedo es uno de ellos.
Llegando a San Benedicto Fotografía: Kay Vilchis
Sólo el viaje para llegar, ya es una aventura. Son casi 30 horas en barco zarpando desde Cabo San Lucas y un recorrido de una distancia aproximada de 400 km. Por suerte estamos en un liveaboard, es un estilo de viaje para buzos de todos los niveles, en el que vives en un barco durante 8 días y disfrutas de 4 a 3 buceos al día, de excelente comida, hermosos paisajes desde la embarcación y un tiempo memorable acompañado de amigos o haciendo amigos nuevos en el viaje.
Este archipiélago está formado por las Islas Socorro, Clarión y San Benedicto, y de el Islote Roca partida. Llegamos por la mañana, y el barco se acercaba a San Benedicto, nuestra primera parada. Desde el barco podemos ver cómo se impone ante nosotros una enorme y bella isla, podemos distinguir a lo lejos sus colores y texturas; de las islas que veíamos, algunas tenían vegetación, otras tan sólo eran roca y cenizas; cada una nos enamora de una manera diferente.
Tiburón puntas blancas Fotografía: Kay Vilchis
Es mediodía y comienza el informe de buceo. Nuestros guías de buceo nos explican la zona y lo que podremos ver durante los buceos, pero nada de lo que habíamos escuchado antes, ni lo que decían en ese momento se compararía al estar ya dentro del mar y lo maravillados que quedarían nuestros ojos.
Cada día y cada buceo son diferentes, las especies que vamos a encontrarnos lo son aún más. Escuelas de hasta 200 tiburones martillo, tiburones punta blanca, tiburones sedosos, tiburones galápagos, delfines en grupos, bancos de peces que superan lo que pudiste haber imaginado.
Buceo en Roca partida Fotografía: Kay Vilchis
Los días transcurren y cada día es un regalo nuevo para mi cámara, algo que nunca olvidaré. Por algo este mágico lugar es Patrimonio de la Humanidad, y es así como debe mantenerse. Los días transcurren y los viajes llegan siempre a su fin, pero el amor que ahora le tengo a este bello destino me hace soñar y esperar mi próximo retorno.
Delfines y buzos Fotografía: Kay Vilchis
“Todo es un festival ahí abajo. El corazón y el alma se regocijan sólo por el hecho de estar ahí”.
Archipiélago de Revillagigedo, Paisaje Submarino
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Hay lugares que se guardan de una manera mágica y especial en el corazón, y el Archipiélago de Revillagigedo es uno de ellos.
Fotografía: Kay Vilchis
Sólo el viaje para llegar, ya es una aventura. Son casi 30 horas en barco zarpando desde Cabo San Lucas y un recorrido de una distancia aproximada de 400 km. Por suerte estamos en un liveaboard, es un estilo de viaje para buzos de todos los niveles, en el que vives en un barco durante 8 días y disfrutas de 4 a 3 buceos al día, de excelente comida, hermosos paisajes desde la embarcación y un tiempo memorable acompañado de amigos o haciendo amigos nuevos en el viaje.
Este archipiélago está formado por las Islas Socorro, Clarión y San Benedicto, y de el Islote Roca partida. Llegamos por la mañana, y el barco se acercaba a San Benedicto, nuestra primera parada. Desde el barco podemos ver cómo se impone ante nosotros una enorme y bella isla, podemos distinguir a lo lejos sus colores y texturas; de las islas que veíamos, algunas tenían vegetación, otras tan sólo eran roca y cenizas; cada una nos enamora de una manera diferente.
Fotografía: Kay Vilchis
Es mediodía y comienza el informe de buceo. Nuestros guías de buceo nos explican la zona y lo que podremos ver durante los buceos, pero nada de lo que habíamos escuchado antes, ni lo que decían en ese momento se compararía al estar ya dentro del mar y lo maravillados que quedarían nuestros ojos.
Cada día y cada buceo son diferentes, las especies que vamos a encontrarnos lo son aún más. Escuelas de hasta 200 tiburones martillo, tiburones punta blanca, tiburones sedosos, tiburones galápagos, delfines en grupos, bancos de peces que superan lo que pudiste haber imaginado.
Fotografía: Kay Vilchis
Los días transcurren y cada día es un regalo nuevo para mi cámara, algo que nunca olvidaré. Por algo este mágico lugar es Patrimonio de la Humanidad, y es así como debe mantenerse. Los días transcurren y los viajes llegan siempre a su fin, pero el amor que ahora le tengo a este bello destino me hace soñar y esperar mi próximo retorno.
Fotografía: Kay Vilchis
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