Luz y Sombra en el Paisaje Maya
La luz y la oscuridad son elementos esenciales en la cosmovisión maya, es la dicotomía en el conjunto de referentes simbólicos construidos históricamente, para definir la relación de un pueblo con el universo y la identidad que van forjando 3; son los opuestos que se complementan y dependen el uno del otro, por lo tanto no puede haber luz si no es confrontada con la oscuridad.
En la cosmovisión maya la oscuridad es importante, es reflejo de la meditación, es el preámbulo del amanecer, es necesaria para el nacimiento de la vida y la creación del hombre, es la noche que nos conduce al nivel del inframundo y a un paisaje que no necesariamente está en penumbras, un paisaje con ríos y montañas 4.
Por su parte, durante el día, el sol condicionó la orientación tanto de los templos mayas como de la vivienda; por eso la puerta de la casa se ubica hacia la salida del sol, y los muros curvos sin ventanas protegen de los vientos fríos que enferman.
La inexistencia de ventanas en las casas y templos crea un efecto visual de oscuridad al interior de los edificios, no visible desde la luz exterior; convirtiendo los accesos en representaciones de las fauces de un monstruo: la boca de la casa (en maya: ti yotot).
Este monstruo es la figura del Witz, la montaña sagrada, el acceso al paisaje sagrado de la cueva, el camino por el que se llega al mundo sobrenatural 5; nuevamente encontramos esta relación de luz y sombra, de día y noche, del cielo, la tierra y el inframundo.
La luz no solamente fue un recurso escénico, fue también utilizada por los mayas para crear con exactitud su calendario, dedicar templos al sol y a la luna, orientarlos a Venus, alinearse a los solsticios, configurar cosmogramas y marcar el punto exacto en el cual la luz vence a la sombra con el cenit.
Es el recurso para acrecentar los efectos en la ornamentación de Chaak, dios maya de la lluvia, como tributo a su ayuda en las zonas de la región Puuc en las que el agua escasea; juegos de sombras que resaltan al dios del inframundo que sale a la luz a nutrir la tierra con el agua que propicia la vida.
Es la armonía entre ambas, la luz, la claridad que emana del agua, y la oscuridad, que asciende del inframundo y desciende del sol, el recurso que los arquitectos y científicos mayas utilizaron para crear paisajes asombrosos.
Es la armonía entre ambas, la luz, la claridad que emana del agua, y la oscuridad, que asciende del inframundo y desciende del sol, el recurso que los arquitectos y científicos mayas utilizaron para crear paisajes asombrosos.
Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo.
Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz1, en la obscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.
Entonces se manifestó la claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre. Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre. Se dispuso así en las tinieblas y en la noche por el Corazón del Cielo, que se llama Huracán.
– Extracto del Popol Vuh 2 .
LITERATURA CONSULTADA
1 En la mitología maya, Tepeu y Gucumatz son los dioses creadores. / In Mayan mythology, Tepeu and Gucumatz are the creator gods.
2 Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché. Trad. del texto original con introd. y notas de Adrián Recinos. Estudio preliminar de Rodrigo Martínez Baracs. 3ª ed. Fondo de Cultura Económica. México. 2012.
3 Gámez Espinosa, Alejandra y López Austin, Alfredo (coords). Cosmovisión mesoamericana. Reflexiones, polémicas y etnografías. Colegio de México, Fondo de Cultura Económica, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México. 2015.
4 Libro de Chilam Balam de Chumayel. Pról. y trad. Antonio Mediz Bolio, 3ª ed. UNAM, México. 1973.