Los paisajes nativos: El caso de la península de Yucatán
Conoce con Marianela Rochas-Porraz sobre la diversidad de paisajes y ecosistémicas en el sur de México en Los paisajes nativos: El caso de la península de Yucatán
El término “nativo”, del latín natīvus, perteneciente o relativo al país o lugar natal, hace referencia a las especies que son originarias de una región en particular y que, de manera natural, han evolucionado o migrado a dicho lugar. Por otro lado, las especies “endémicas” son aquellas que se encuentran restringidas a una región geográfica específica y no existen de forma natural en ningún otro lugar del mundo. En este sentido, los ecosistemas nativos albergan especies que se han adaptado a un área en particular a lo largo de miles de años, mientras que los ecosistemas con especies endémicas reflejan un grado aún mayor de especificidad evolutiva y aislamiento biogeográfico.
En el contexto de la península de Yucatán, especialmente en el sureste, los paisajes nativos son reflejo de interacciones ecológicas complejas entre las especies vegetales, animales y el ambiente que han dado forma a un mosaico de ecosistemas ricos y diversos.
La península de Yucatán, una región de México que abarca zonas de los estados de Quintana Roo, Campeche y Yucatán. Esta zona fronteriza con Guatemala y Belice es un área de vital importancia biológica y cultural. Dicho territorio alberga una diversidad de ecosistemas nativos que incluyen selvas tropicales, humedales, manglares y sabanas, los cuales son hogar de una biodiversidad importante.
Uno de los ecosistemas más representativos de esta región es la selva tropical perennifolia, un tipo de bosque que se mantiene verde durante todo el año gracias a las abundantes precipitaciones. Este tipo de vegetación es característico de áreas como la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an, un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En la selva tropical del sureste yucateco habitan numerosas especies nativas, entre ellas árboles emblemáticos como el chicozapote (Manilkara zapota), cuya resina fue utilizada por los antiguos mayas para producir chicle, y el cedro rojo (Cedrela odorata). Además, estas selvas también son hogar de especies de fauna importantes como el jaguar (Panthera onca), el tapir centroamericano (Tapirus bairdii) y el pavo ocelado (Meleagris ocellata), que si bien no son endémicos de la región, son fundamentales en el equilibrio de los ecosistemas.
Además de las selvas, los manglares del sureste de la península de Yucatán son ecosistemas nativos clave, que se encuentran principalmente en las zonas costeras y en la Laguna de Bacalar. Estos manglares cumplen un papel crucial en la protección de las costas frente a tormentas y en la captura de carbono. Entre las especies de manglares más comunes de esta región se encuentran el mangle rojo (Rhizophora mangle) y el mangle negro (Avicennia germinans), cuyas raíces sumergidas también sirven como hábitats para diversas especies acuáticas.
En esta región también encontramos los sistemas de aguadas y cenotes, formaciones características de la península debido a su estructura kárstica. Estas fuentes de agua, muchas de ellas sagradas para la cultura maya, son el hogar de especies de peces nativos como el bagre ciego de Yucatán (Prietella phreatophila), que ha desarrollado adaptaciones especiales para sobrevivir en la oscuridad de los cenotes subterráneos.
A pesar de su importancia ecológica y cultural, los paisajes nativos del sureste de México enfrentan diversas amenazas. El desarrollo turístico masivo, la expansión de la agricultura industrial y la deforestación ilegal son algunos de los factores que han provocado la fragmentación de estos ecosistemas y la pérdida de biodiversidad. Los impactos del cambio climático también comienzan a manifestarse en esta región, afectando los patrones de precipitación y el aumento del nivel del mar, lo que pone en riesgo los ecosistemas costeros y los humedales.
Además, la introducción de especies exóticas ha afectado el equilibrio de los ecosistemas nativos. Especies como el pez león (Pterois volitans), que ha invadido los arrecifes de coral de la región, ha causado daños significativos a las especies nativas de peces debido a su depredación agresiva y a la falta de control natural sobre su población.
La península de Yucatán alberga una variedad de ecosistemas nativos que son esenciales no solo para la biodiversidad regional, sino también para el bienestar de las comunidades humanas que dependen de ellos. Sin embargo, la creciente presión sobre estos ecosistemas demanda una acción urgente para asegurar su conservación a largo plazo. La promoción de una gestión sostenible y el respeto a las formas de vida tradicionales son componentes clave para preservar estos paisajes nativos, manteniendo su riqueza natural y cultural para las generaciones futuras.
La promoción de una gestión sostenible y el respeto a las formas de vida tradicionales son componentes clave para preservar estos paisajes nativos,
«Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.
A través de la tierra juntad todos
los silenciosos labios derramados
y desde el fondo habladme toda esta larga noche
como si yo estuviera con vosotros anclado,
contadme todo, cadena a cadena,
eslabon a eslabon, y paso a paso,
afilad los cuchillos que guardasteis,
ponedlos en mi pecho y en mi mano,
como un río de rayos amarillos,
como un río de tigres enterrados,
y dejadme llorar, horas, días, años,
edades ciegas, siglos de estrellas ciegas.»
Pablo Neruda (1950). Canto General.
Referencias
- Bailleul, F. (2021). Écologie et diversité des forêts tropicales du Yucatán. Paris: Éditions l’Harmattan.
- Estrada Lugo, E. I. (2019). Los paisajes nativos de Yucatán y su biodiversidad. Mérida: Editorial UADY.
- Neruda, P. (1950). Canto General. México: Talleres Gráficos de la Nación.
- Taylor, J. P., & Anderson, J. R. (2020). «Native landscapes of the Yucatán Peninsula: Ecological and Cultural Significance.» Journal of Tropical Ecology, 36(4), 345-358. doi:10.1017/S0266467419000409.