Efecto social de los espacios recreativos en las ciudades
Desde tiempos inmemoriales, la población estableció sus actividades sociales y de intercambio en las calles y plazas de su comunidad. Sin embargo, con el paso del tiempo el uso social del espacio urbano ha sufrido un proceso degenerativo.
Las ciudades están conformadas por más que edificios y gente; los espacios abiertos en los entornos urbanos ofrecen muchas ventajas como la preservación de los ambientes naturales, el fomento del deporte y la recreación, la dotación de espacios verdes e incluso la gestión de las aguas pluviales urbanas.
“La calle, sometida por el tránsito contaminante de los vehículos, ha quedado reducida a las aceras, angostas franjas de resguardo donde los peatones, transformados en flujos, se mueven al compás de los semáforos. En el mismo sentido, también las plazas, surgidas como escenario de la vida colectiva, han sido redefinidas y despojadas de su condición convocante”. (Julio Ladizesky) 1
Recientemente, ha surgido una nueva y más amplia visión de los sitios recreativos en las ciudades; este nuevo enfoque se centra en que tanto los legisladores como los profesionales del diseño urbano y los ciudadanos empiecen a percibir su valor para alcanzar objetivos en políticas urbanas más ambiciosas, tales como oportunidades de empleo, desarrollo de la juventud, salud pública, y construcción de la comunidad.
Se trata de entender estos espacios como pausas necesarias en el recorrido diario de aquellos que habitamos las ciudades; de valorarlos como oasis que aportan bienestar y belleza a los paisajes urbanos, sin los cuales, la vida se vuelve dura, árida, y en ocasiones hasta violenta y sin esperanza.
A medida que las ciudades del mundo continúan creciendo, valorar los espacios recreativos urbanos es vital, pero también es un reto, especialmente para las naciones en desarrollo en donde existe mucha presión y demanda por transformar estos lugares y usar sus recursos en aras del progreso.
La planificación urbana es una profesión relativamente nueva que ha surgido a partir de la preocupación por la salud y el bienestar de los habitantes de las ciudades, que busca la prevención y erradicación de males y enfermedades asociadas con el hacinamiento, la falta de saneamiento y la exposición a la contaminación ambiental en las mismas.
Una red de parques y espacios abiertos (que pueden incluir Áreas Naturales Protegidas y otras zonas verdes) es fundamental para ofrecer hábitats saludables para los seres humanos, la vida silvestre y la flora en estos lugares densamente poblados.
Los paisajes naturales son vitales para la preservación de los ecosistemas regionales dentro de las ciudades en crecimiento.
Parques y zonas de recreo ayudan a crear ciudades humanas y energéticamente eficientes, lo que contribuye a reducir el calentamiento global.
Por lo descrito anteriormente, podemos ver que del mismo modo que las comunidades en crecimiento necesitan ampliar y mejorar su infraestructura urbana (caminos, drenajes y servicios públicos), también deben mejorar y ampliar su infraestructura verde (entendida como una red interconectada de espacios recreativos y parques que conservan los valores y funciones de los ecosistemas naturales, aportan aire limpio y agua, proporcionando una amplia gama de beneficios para las personas en las ciudades en todos los ámbitos).
La infraestructura verde es el sistema de soporte de vida natural de una comunidad, así como el marco ecológico necesario para la sostenibilidad ambiental y económica de las ciudades.
“Acostumbrados a la vida moderna de las ciudades, hemos llegado a un punto donde cabría imaginarnos a un Robinson Crusoe moderno, a un hombre criado en un lugar natural que es abandonado por accidente en una metrópoli de millones de habitantes. Que no conociera la dureza del asfalto, el brillo de los cristales de los rascacielos, la velocidad de los medios de transporte. Solo así podríamos suponer su desesperanza, su soledad y su miedo….” (Ivonne Walls)
En su papel de infraestructuras verdes, parques y espacios abiertos son una necesidad de la comunidad. Mediante la planificación y la gestión de los espacios recreativos como parte de un sistema de sitios interconectados, las ciudades pueden incrementar el control de las inundaciones y reducir los costos de gestión de las aguas pluviales.
Los parques también pueden proteger la diversidad biológica y preservar las funciones ecológicas esenciales, mientras que actúan como un lugar para la recreación y el compromiso cívico. Incluso pueden ayudar a configurar la morfología urbana y reducir la oposición al desarrollo, especialmente cuando se planea en conjunto con otros espacios abiertos.
Dada su importancia, el reto y desafío es lograr adecuar estos lugares para que no se conviertan en espacios públicos vacíos, indiferentes y sin destino, concebidos solo como vías circulatorias o zonas de estancia temporal o de paso.
No habrá integración social sin espacio público. Estructurar la comunidad así como producir y mejorar el espacio físico recreativo son dos aspectos inseparables del mismo tema.
Estas áreas deben ser valoradas para convertirse en una red de infraestructura verde compuesta por lugares diseñados, amueblados y climáticamente protegidos con los mismos valores que se utilizan en arquitectura para el diseño de los espacios habitados.
Se trata de que haya más espacios recreativos dentro de las ciudades para ser vividos y habitados, que sirvan como promotores de encuentro, de fortalecimiento de la interacción social y como motor de actividades colectivas.
Espacios generadores de satisfacción, vida, salud, seguridad y empleo; capaces de contener la vida comunitaria y estar abiertos al uso múltiple de la población.
Lugares con vocación de proximidad y de coincidencia, de comunicación y convergencia donde se tejan adecuadamente las relaciones sociales entre sus habitantes.
LITERATURA CONSULTADA:
1 Julio Ladizesky, “Elementos para una política de recuperación del uso del espacio público como soporte de la vida comunitaria,” Revista TEMAS, No. 1, Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina (2008).