Gestión y Reservas
México, junto con China, India, Colombia y Perú se encuentra entre los cinco países llamados “megadiversos”, los cuales en conjunto albergan entre el 60% y 70% de la diversidad biológica conocida del planeta (CONABIO, 2017).
Las Reservas Naturales, también llamadas Reservas Ecológicas, son porciones de terreno destinadas exclusivamente a la protección de los ecosistemas naturales y las formas de vida que se encuentran en ellos (Cervantes, A., 2008).
Las reservas que son creadas oficialmente mediante Decreto en México, se les denominan Áreas Naturales Protegidas (ANP).
La primera reserva natural en México fue decretada el 11 de octubre de 1917, siendo ésta el Desierto de los Leones declarado desde entonces como Parque Nacional, con una superficie de 1529 ha.
Actualmente, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) administra 182 áreas de carácter federal (CONANP, 2018), éstas representan 91 millones de hectáreas de tierra y mar (Informe de Gobierno, 2018). Además, existen Áreas Naturales Protegidas que son administradas a nivel estatal, municipal e incluso comunitarias o ejidales y privadas o particulares.
Para una correcta gestión de las reservas naturales, es importante que se genere el programa de manejo, éste es el instrumento rector de planeación y regulación que establece las actividades, acciones y lineamientos básicos para el manejo y la administración del área natural protegida respectiva (Reg. LGEEPA, 2014), en éste, se establece la categoría del área, su superficie, objetivos, zonificación (que usualmente se conforma de zonas núcleo y de amortiguamiento, cada una de éstas cuenta con una subzonificación), densidades, actividades que pueden o no desarrollarse en las distintas zonas, así como acciones que deben llevarse a cabo en la reserva como parte de su manejo.
La gestión de las reservas no es tarea sencilla, se requiere de una buena coordinación entre gobiernos para la administración así como para la vigilancia, participación de la sociedad civil organizada, apoyo de la academia, y demás vínculos que permiten alcanzar los objetivos de cada reserva, entre ellos y como objetivo destacado, la conservación de los ecosistemas representativos a protegerse.
Los usuarios, visitantes, y ciudadanía en general, juga- mos un papel importante en el logro de los objetivos, de tal forma que bajo la expresión de “Piensa global, actúa local”, comparto una serie de recomendaciones que la CONANP emite para la conservación de las áreas naturales protegidas, estas son:
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Seguir las reglas, normas y medidas establecidas por las autoridades del área natural protegida para evitar accidentes o daños en el ecosistema.
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Realizar el pago de entrada al área protegida.
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Respetar y valorar la cultura local, por ejemplo, pedir permiso para tomar fotografías o participar en alguna fiesta o ritual.
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Limitar el uso de aparatos de sonido.
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Evitar el uso de ropa brillante.
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Seguir las recomendaciones para evitar accidentes.
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Limitar el uso de lámparas en los recorridos nocturnos.
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Estar informados sobre los permisos necesarios para tomar fotografías en las ANP con fines comerciales.
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No introducir mascotas.
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No comprar fauna silvestre de origen ilegal.
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Evitar hacer fuego en zonas no previstas por la
administración de las áreas.
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Evitar los ruidos molestos, especialmente en la proximidad de animales silvestres y sus lugares de anidamiento.
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Disponer de los residuos de manera adecuada.
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Llevar bolsas plásticas para basura en sus salidas al campo y retornarlas a la ciudad.
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Está totalmente prohibida la recolección de especies de flora y fauna silvestre en el interior de las Áreas Naturales Protegidas.
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No adquirir ni transportar orquídeas silvestres.
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Respetar las vedas de caza, pesca y consumo de especies silvestres (CONANP, 2018).