El méxico que emergió del agua
Mientras las nubes se quedan serenas entre las montañas que esculpen al valle de México, allí va María Candelaria, remando entre canales entonando su dulce canción.
Por: Héctor Durán
Se mueve entre trajineras 1, bosques repletos de árboles altos y espigados parecen surgir del lago que refleja la belleza y la paz. Así como su onírico entorno, va su bote repleto de flores que busca vender para pagar una injusta deuda.
Mientras tanto, desde tierra firme, es observada con cariño y preocupación por Lorenzo, su único amor, solo él está de su lado. Así comienza la clásica hermosura trágica de “María Candelaria”, que tiene a Dolores del Rio y a Pedro Armendáriz como protagonistas.
“María Candelaria”: Mediante este emblemático filme de 1944, su director, Emilio “El Indio” Fernández, y su inseparable visionario, el fotógrafo Gabriel Figueroa, nos transmiten una serie de estampas que por su espectacularidad y simbolismos quedarían grabadas en nuestra memoria colectiva como nación.
Mediante este emblemático filme de 1944, su director, Emilio “El Indio” Fernández, y su inseparable visionario, el fotógrafo Gabriel Figueroa, nos transmiten una serie de estampas que por su espectacularidad y simbolismo quedarían grabadas en nuestra memoria colectiva como nación.
Un paisaje donde aprendimos que era “lo mexicano” de ese entonces, lo indígena, las costumbres, los escenarios de la vida rural del México de principios del siglo XX. Todo esto se logró en gran medida al elegir el lugar idóneo: Xochimilco.
Este sitio tan representativo, único en el mundo, se formó por medio de un sistema de agricultura originado en tiempos mesoamericanos, el cual es tan ingenioso que pervive hasta nuestros días: las chinampas. Éstas, que sacaron el provecho máximo del entorno lacustre, son más antiguas que la misma Tenochtitlan.
Han sido las eternas acompañantes de la ciudad de México y de nuestra imaginación. Por cientos de años, generación tras generación transitó gustosa por sus canales, y aunque de ello quede muy poco, las chinampas aún son muy valoradas por una gran cantidad de motivos muy diversos e interesantes, incluyendo su utilidad agrícola, diversidad biológica y la creación de un paisaje cultural de inmensa belleza.
Desde que los pobladores de Aztlán se asentaron en el lago de Texcoco, sobre aquel islote marcado por el águila devorando una serpiente 2, buscaron el sustento para la vida por medio de una fuente permanente de alimentación y lugares aptos para establecerse.
El reto estaba en que lo único que ellos vislumbraban era el reflejo del agua dulce pintada de horizonte y limitada por los orillas del inmenso cuerpo acuático 3. En estas difíciles circunstancias inició una de las más grandes civilizaciones conocidas por el hombre.
El sistema agrícola denominado chinampa surgió de la necesidad de generar terreno cultivable donde no existía.
Mediante troncos y varas, con propiedades de flexibilidad y flotación, diseñaron superficies, basamentos que recubrieron de lodos, creando así islas que en un inicio se desplazaban por la superficie del agua.
Posteriormente se descubrió de un árbol de la zona, el ahuejote (Salix bonplandiana), proveería con sus profundas raíces fijación a la isla; pudiendo unir de tal forma un buen número de estas, que por su versatilidad y bondades, permitieron la siembra de una gran cantidad de especies vegetales, incluyendo el maíz, el frijol o la calabaza; diversificando la alimentación 4.Las chinampas son un método de producción agrícola que no requiere riego ni pesticidas.
Ganando metros al lago, la superficie útil para sembrar se amplió junto con la superficie habitable. Se crearon puentes, canales, se edificaron zonas de vivienda, la civilización azteca prosperó. Todo esto gracias a las chinampas.
Con el paso del tiempo, empezando con la ocupación española, la zona lacustre se percibió como un obstáculo para el desarrollo, desecando la superficie del acuífero.
Actualmente, debido al vertiginoso paso de la urbanización aunada a la contaminación, solo perviven algunas zonas chinamperas al suroeste de la ciudad de México como Tlahuac, Milpa Alta y Xochimilco, nombradas por la UNESCO (junto con la Ciudad de México) patrimonio de la humanidad en 1986 5.
A pesar de todo, en sus mismísimos cimientos, la Ciudad de la Esperanza está sostenida por las milenarias chinampas.
No hay una forma simple de explicar su valor. La manera en la que el trabajo e ingenio humano lograron congraciarse con su medio, generando tantos beneficios es admirable.
Las chinampas son un sistema de alimentación autosustentable donde actualmente se siembran especies como el epazote, la manzanilla, la lechuga, el cilantro, el rábano, el brócoli, entre otros; este método no requiere riego ni pesticidas.
También permite una enorme biodiversidad de flora, en la cual se incluye (además de los tan conocidos ahuejotes) ahuehuetes (Taxodium huegelii), eucaliptos (Eucalyptus cinerea) 6, entre muchos otros.
Su fauna acuática, terrestre y aérea es vasta; entre sus especies encontramos garzas (Nycticorax nycticorax y Butorides virescens), el pato mexicano (Anas p. diazi) y pelícanos blancos (Pelecanus erythrorhynchos) 7; también carpas que conviven con el ajolote (Ambystoma mexicanum), el cual es especie de salamandra única en el medio y se halla actualmente en peligro de extinción.Además de todo, el sitio de Xochimilco ha permitido asentamientos donde las tradiciones y vestigios evidencian el paso del tiempo desde la época prehispánica y colonial hasta nuestros días.
La convivencia armónica de todos los elementos antes mencionados, hace de las chinampas un ecosistema invaluable que posee una belleza paisajística inimitable, la cual a pesar de la adversidad, no renuncia a ser admirada.
Otro aspecto que merece un amplio reconocimiento es que la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, por sus siglas en inglés), señala a la chinampa no solo por su valor de paisaje cultural, sino como una posible gran contribución a la solución de la crisis alimentaria y ambiental del planeta debido a su resilencia, es decir, su adaptabilidad como ecosistema viviente 8.
Vale la pena conocer las chinampas, entenderlas y valorarlas para no abandonarlas. Tal vez un día volvamos a reflejar el amor que expresaba María Candelaria cuando decía: “esta es nuestra tierra, mira que negra y que suave, ¿cómo quieres que nos vayamos?”.
LITERATURA CONSULTADA
1 Pequeña embarcación que se utiliza para transportar y vender diferentes bienes en los canales de agua, tradicionalmente asociada con Xochimilco.
2 Como narra la Leyenda de la fundación de Tenochtitlan, imagen que dio origen al escudo nacional mexicano.
3 Ezequiel, Ezcurra, De las chinampas a la megalópolis: el medio ambiente en la cuenca de México (Ciudad de México: fondo de cultura económica, 1996).
4 Jorge Legorreta. Chinampas de la Ciudad de México: un acercamiento histórico-ambiental a través de Mixquic, San Gregorio Atlapulco, San Luis Tlaxialtemalco, Tlahuac y Xochimilco. México: UACM, 2013.
5 Dionisio Zabaleta Solís, “El Proyecto Unesco-Xochimilco (PUX), en la Ciudad de México”. Instituto de investigación y debate sobre la gobernanza, consultado el 10 agosto de 2016. http://www.institut-gouvernance.org/bdf/es/experienca/fiche-experienca-27.html
6 Nina Hinke, “La llegada del eucalipto a México”, Revista Ciencias UNAM Num. 58 (2000).
7 Alejandro Meléndez Herrada, “Las aves silvestres de Xochimilco: una riqueza excepcional”. La Jornada Ecológica, consultado el 24 de agosto de 2016.
http://www.jornada.unam.mx/2012/05/28/eco-e.htm
8 FAO, “Sistema agrícola chinampa”. Consultado el 10 de agosto de 2016. http://www.fao.org/giahs/giahs-sites/america-central-y-sudamerica/sistema-agricola-chinampa-mexico/es/