Entre arte y ciencia, la evolución de la noción de paisaje

Historia y desarrollo del Paisaje. 5000 a.C – 1800 d.C.

El concepto de paisaje posee un carácter amplio e interdisciplinario, lo que sumado a su popularización en las últimas décadas, ha generado cierta confusión en su aplicación.

“No vivimos en un espacio neutro y blanco; no vivimos, no morimos, no amamos dentro del rectángulo de una hoja de papel.

Vivimos, morimos, amamos en un espacio cuadriculado, recortado, abigarrado, con zonas claras y zonas de sombra, diferencias de nivel, escalones, huecos, relieves, regiones duras y otras desmenuzables, penetrables, porosas…” (Foucault 1966)

El origen etimológico del término proviene del latín pagus o del anglosajón Land, y ambas raíces hacen referencia al concepto de país o territorio (Pickenhayn 2007).

Sin embargo el paisaje como concepto contemporáneo no consiste únicamente en una entidad espacial o natural. Según Joan Nogué (2010), la diferencia entre paisaje y naturaleza consiste en que la naturaleza existe per se (por sí misma), mientras que el paisaje no existe más que en relación con el humano, en la medida en que éste lo percibe y se apropia de él. Por lo tanto, el paisaje es una construcción social que encarna la experiencia humana con respecto al territorio.

Jardines de los palacios de Versailles, en Francia.

En el siglo I d.C., con la obra de Marco Vitruvio, que existe una evidencia documental de la planeación de ciudades como una reflexión sobre la interacción del hombre con el territorio.

También, durante el renacimiento italiano, la introducción de la perspectiva a la pintura constituirá una primera aproximación del paisaje en la representación.

En el siglo XVI en el norte de Europa los terratenientes ordenaban plasmar sus dominios en pinturas con el propósito de exhibir los cuadros resultantes en los muros de sus palacios como símbolo de su poder (Urquijo y Barrera 2009).

Dentro de esta tradición, los artistas de la corriente pictórica flamenca, como Rubens, introducen por primera vez el paisaje no como fondo, si no como recurso estilístico con capacidad expresiva propia. De ahí que el término holandés Landchap va a constituir por primera vez la representación de la naturaleza (Duby 1991).

En los siglos XVII y XVIII la tradición pictórica paisajística se consolida principalmente con artistas como Claude Lorrain y Nicolás Poussin.

Simultáneamente una nueva profesión surge a partir de la concepción estética de la naturaleza. Los Landscape gardeners en Inglaterra o los Jardiniers royales en Francia comenzarán a trabajar para reyes y los nobles en los exteriores de sus palacios según diferentes cánones.

En Francia André le Nôtre, jardinero de Luis XIV, constituye un referente mundial al construir los jardines de los palacios de Versailles, Vaux-Le-Vicomte y Chantilly. Estos ejemplos, inspirados en los jardines renacentistas florentinos, son la materialización de la teoría de jardines de Le Nôtre.

La utilización de muros vegetales que conforman un juego de perspectiva, el manejo de la luz y la sombra, los senderos oblicuos, los parterres, las fuentes, las esculturas… todos estos elementos conforman las características del jardín francés barroco.

En Francia André le Nôtre, jardinero de Luis XIV, constituye un referente mundial al construir los jardines de los palacios de Versailles, Vaux-Le-Vicomte y Chantilly. Estos ejemplos, inspirados en los jardines renacentistas florentinos, son la materialización de la teoría de jardines de Le Nôtre.

La utilización de muros vegetales que conforman un juego de perspectiva, el manejo de la luz y la sombra, los senderos oblicuos, los parterres, las fuentes, las esculturas… todos estos elementos conforman las características del jardín francés barroco.

Por otra parte, en Inglaterra comienza otra corriente de diseño de jardines con figuras como Charles Kent (jardines de Rousham House en Oxford) o Capability Brown (jardines de Blenheim Palace en Oxfordshire).

Estos jardines “a la inglesa” estaban inspirados en las pinturas de Poussin y Camille Corot, y pretendían introducir una idealización de la naturaleza.

Las formas del jardín inglés son irregulares, con vegetación “salvaje” dispuesta en diferentes planos, comprende diferentes espacios que se descubren gradualmente, así como elementos como grutas, templetes, pabellones y estatuas.

En 1731 Alexander Pope, intelectual y poeta inglés, en su epístola a Lord Burton escribirá un homenaje a dicha forma de trabajar los jardines respetando el carácter original del lugar.