Parque del ferrocarril Córdoba-Argentina

El parque Belgrano, inició acciones para revalorizar el arraigo y la cultura de las comunidades que habitan estos territorios, por Silvia Monguillot.

Luego de la desafectación del tren en Argentina y particularmente en territorios de la provincia de Córdoba, coexisten un sinfín de ciudades, pueblos y parajes de origen ferroviario con significativos cuerpos y arquitectura ferroviaria abandonada, maquinaria y señalética enmarañada, cargados de relatos, imaginarios, recuerdos y una memoria pocas veces explorada y valorada.

Sitios llenos de grandes valores patrimoniales tangibles e intangibles. El parque Belgrano localizado en la ciudad de Monte Cristo, inició acciones para, mediante el diseño, revalorizar el arraigo y la cultura de las comunidades que habitan estos territorios y refuncionalizar terrenos ferroviarios nacionales que habían perdido sus funciones básicas y dinámicas de usos.

Proceso de evolución de la mancha urbana a partir de la construcción de la estación del Ferrocarril en 1888.
Ilustración: Arq. EPDP Silvia Monguillot. Activando Paisajes

El sitio poseía  un alto deterioro de sus infraestructuras y miles de metros cuadrados dividían en dos los centros fundacionales, cívicos y comerciales de la ciudad, haciendo evidente la falta de resoluciones proyectuales, participativas y acomodadas a las nuevas necesidades y formas de usos. Los más de 500 metros cuadrados que ocupa la estación ferroviaria, apenas permitían a los ciudadanos un paseo perimetral, dejando una gran playa de estacionamiento vehicular en la mayoría de su superficie y unos acotados e improvisados espacios para el desarrollo de actividades deportivas, recreación y organización de eventos públicos: resultando así en barreras de alta vulnerabilidad para la apropiación y circulación de peatones y bicicletas, dificultando el desarrollo de actividades lúdicas, dejando un alto deterioro ambiental  y planteando en los sitios una visible controversia entre rol y función.

El predio donde se emplaza el parque es para Monte Cristo una “isla de la memoria”, un espacio anclado en el tiempo en un entorno en permanente transformación. Es por ello que los objetivos de diseño fueron: 

– Ordenar estratégicamente los espacios obsoletos que dejan los ferrocarriles nacionales. 

– Promover el arraigo, valorando elementos simbólicos y activando los espacios públicos que contribuyen a cualificar la imagen y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

– Resolver sistemas de movilidad y conexión en parques y paseos. Generar espacios para la integración y desarrollo de las actividades de los habitantes.

– Efectuar el manejo de los recursos naturales conservando las interrelaciones ecosistémicas.

Algunas estrategias que permitieron abordar el proyecto se basaron en la decodificación de una lógica gestual (antropo-urbana); con ella se logró mostrar un paisaje que evidencia lo sucedido en el contexto, donde hay una dialéctica entre las esencias vivenciales de lo sucedido y su descripción. La antropo-ecología, por su parte, consideró la relación del hombre con su patrimonio del pasado y operó a través del diseño para mejorar las condiciones ecológicas y calidad espacial. Finalmente con una lógica ecoterritorial, se usó el pixel como elemento de información (parches) para ordenar y dividir el diseño del parque.

Se materializaron cruces transversales mediante senderos compartidos y diagonales ocultas, que conectaron infraestructuras importantes que mantienen estrechas relaciones funcionales (colegios, bancos, comercios, etc.).
Fotografía: Arq. EPDP Silvia Monguillot. Activando Paisajes 

El Parque Belgrano, es el espacio natural y recreativo más importante y utilizado en la ciudad. Con una estructural centralidad geográfica y cargado de implicancias simbólicas, este sitió se transformó en un escenario que despertó y movilizó la cultura, permitiendo su desarrollo, así como también el de deportes individuales, juego lúdico  y la recreación inclusiva de todos los grupos etarios ciudadanos. Elegido por su singular belleza natural dentro de la estructura urbana, el predio es pulmón verde y área ecológica fundamental en el sistema de infraestructuras verdes que regula hídrica y climáticamente la ciudad.

Una premisa fundamental además de la re-significación y re-funcionalización del lugar, sin lugar a duda, fue la nueva movilidad inclusiva y accesible planteada para atravesar paseando el predio. Atendiendo a las “líneas del deseo” manifiestas en el suelo y, a la necesidad de comunicar las infraestructuras urbanas más importantes del centro histórico y funcional de la ciudad (colegios, bancos, clubes, etc.) Se materializaron más de 500 metros lineales de imponentes senderos compartidos (para caminar y rodar) y más de 1500 metros lineales de ciclovías.

El programa de actividades propuestas descansa sobre el sitio, permitiendo la multi-función de los espacios, organizándolo pero sin determinar su destino y dinámica cambiante. Aquí una detenida lectura del lugar fue fundamental, se hizo un inventario de actividades, eventos, fiestas, celebraciones, etc., que forman parte del importante patrimonio cultural intangible de la comunidad. También se implementaron dispositivos de diálogo en el momento del diseño (encuestas, mapeos, caminatas, imaginarios) que fueron fundamentales para la posterior apropiación y éxito en el uso que tuvo este nuevo parque de la ciudad.

Parque Belgrano ordenó ambiental y espacialmente la ciudad, atendió los vínculos visibles y no visibles (pero latentes) conectores fundamentales, celebrando la cultura e identidad de los lugareños. Es un proyecto austero que con acciones simples y puntuales colmó de significado y calidad este espacio de uso público, brindando lugares sostenibles, placenteros y adecuados a las necesidades de sus habitantes.

Se diseñaron espacios de enorme simplicidad y significado, abiertos y flexibles en cuanto a su uso para dejar margen a la imaginación de los usuarios.
Fotografía Mónica Villanueva