Encino

Este proyecto nace a raíz de la remodelación de una casa construida a la orilla de un talud de tepetate de 50m de altura, parte de una antigua mina. Al remodelar la casa, el dueño descubrió una cueva debajo de esta parte de la mina y, decidió construir un acceso para aprovecharla.

Esto creó la necesidad de vestir el talud (casi vertical) con vegetación para embellecer la vista desde la terraza y el acceso a la cueva. Parte de la remodelación fue vestir también con vegetación, un pequeño jardín al frente de la casa y ambientar una terraza volada sobre el talud.

Propusimos anclar medias canoas a lo largo del talud para poder sostener tierra y planta en varios niveles. De esta forma, poder integrar el paseo de la casa a la terraza y de la terraza a la cueva.

Escalera de acceso de la casa a la tarraza
Fotografía: Esteban de la Macorra

La obra tuvo sus complicaciones por cuestiones de seguridad; tuvimos que volar todo el material y nuestros operarios tuvieron que trabajar prácticamente colgados. Con esto logramos desvanecer la sensación de vacío y al caminar nos sentimos abrazados y protegidos por la vegetación.

El espacio de acceso a la casa se convirtió en un patio soleado rodeado de vegetación, donde integramos árboles en puntos estratégicos para sombrear y convertir ese lugar en un espacio vivible a todas horas del día.

Es un patio donde se puede desayunar, comer, cenar o simplemente sentarse a disfrutar de las sombras sobre el piso, los olores y los colores de las flores, así como algunos árboles frutales.

Al abrir la puerta de acceso desde la calle, entramos a un túnel formado por dos perales, que nos guían al centro del patio que está rodeado por la casa, por un pequeño jardín y, por jardineras que cubren la fachada donde va apareciendo, al irse aproximando, la entrada a la casa: discreta y acogedora.

Jardinera que cubre las medias canoas diseñadas para poder poner vegetación en el talud
Fotografía: Esteban de la Macorra

Al entrar a la casa, al fondo nos recibe un ventanal de suelo a techo que da a la barranca arbolada. Al ir caminando hacia el ventanal nos encontramos con una escalera que nos lleva a una terraza volada sobre el talud, de donde nace el camino hacia la cueva.

Lo que fue un talud árido y agresivo se convirtió en un pedazo de jungla que nos acompaña durante el trayecto. Aprovechamos todos los rincones y recovecos para crear jardineras, de manera que se convirtió en un jardín colgante.

Fue una obra bonita, trabajamos acompañados por el dueño, desarrollando sus ideas y las nuestras, para que su propiedad le brinde años de buenos momentos y comodidad. El jardín es fácil de mantener y ha ido madurando muy por arriba de nuestras expectativas y las del cliente.

Jardineras diseñadas para vestir la terraza volada hacia el talud
Fotografía: Esteban de la Macorra