ARQ. GUSTAVO CARMONA. CREANDO PAISAJES PARA LOS SENTIDOS

Gustavo considera a la arquitectura como una forma de vida y no un trabajo. De este modo la pasión, rigor y atención por el detalle se manifiestan en la producción de una arquitectura sensible a los contextos inmediatos que la suscriben.

Su interés recae principalmente en la generación de estrategias de diseño traducidas a momentos espaciales y en la generación de experiencias donde el material y sus características intrínsecas se manifiesten para reforzar la vivencia de los espacios.

“Casa Bosque”, Ciudad de México
Fotografía: Alberto Mora

¿Qué papel juegan la luz, viento y sonido en la percepción del paisaje?

Si los elementos de los paisajistas son las flores, las hojas, los aromas; para mí las herramientas del paisaje son la luz, el viento, el eco, el sonido.

No construimos meramente superficies o áreas donde plantar, sino que edificamos escenarios donde la puerta deja de ser sólo un acceso mientras que el muro hace mucho más que dividir, es el que recibe la sombra de un árbol y la acoge, es donde rebotan los diferentes sonidos y entonces se activa nuestro sentido de anticipación, de profundidad. Ahí se empieza a crear un paisaje de fenómenos o atmósferas.

He estado pensando mucho acerca de la percepción y los sentidos, en la gran diferencia que hay entre lo real, ese elemento físico, tangible y existente; y la realidad, que es la percepción que cada uno de nosotros tenemos de ese objeto real, en función del momento y de los efectos a los que está siendo sujeto en medida de luz, de viento, de eco, etcétera; que en suma crean una memoria, una experiencia, lo que yo llamo “atmósfera detallada”, porque se está creando de manera consciente un escenario formado por materiales determinados y detalles muy intencionados, con mucho oficio, que proveen de posibilidades para la percepción. Hacer paisaje es generar posibilidad.

“Casa Valle”. Ciudad de México
Fotografía: Alberto Mora

Cuando concibes un proyecto ¿qué tanto utilizas las texturas y los colores para causar sensaciones en tu atmósfera o en el espacio que imaginas?

Confieso que me cuesta mucho trabajo la decisión del color, me es algo complicado. Decir: “vamos a hacer este edificio rojo”, ¿por qué? Me gusta pensar en el color como una consecuencia del material. Más que elegir un color, tratamos de elegir un material adecuado para poder descansar la luz, reconocer el sentido del lugar.

Hemos hecho casas de tabique donde el rojo está a flor de piel, pero es el material el que está hablando: su arcilla.

El material te dice lo que es, todo depende de la intención, de la decisión, de la conciencia de saber que cada junta, entrecalle o textura va a tener un efecto diferente.

“Cámara de Duración”.
Fotografía: Jaime Navarro

Hay un color muy importante: el azul, el color del cielo y el del mar que son las cosas que más me gustan y que más me producen una relación con la atmósfera.

En ambos casos el azul resultante es el volumen de la luz afectando el cuerpo del agua o del aire, la cantidad de luz que queda en una superficie es lo que hace que el azul cambie.

Me gusta pensar que nuestra arquitectura se relacione con ese color, su cambio en el día y con su ausencia en la noche.

Croquis de paisaje.
Immersion Workshop, Vermont.
Ilustración: Gustavo Carmona

¿Cómo aplicarías el concepto de atmósfera como unidad de la arquitectura en la arquitectura de paisaje?

No hay una fórmula, pero en mi caso me remite necesariamente a experiencias personales, está íntimamente ligada a lo que creo de la arquitectura, porque la arquitectura la vivimos, es emocional, personal. Nos dan un paisaje vacío y nosotros empezamos a crear límites, vivimos en corte, no en planta o en fachada, nuestra experiencia es en tercera dimensión.

La suma de esas secuencias genera la forma del momento y en el mismo la realidad de la experiencia sensorial. Para mí, diseñar una unidad es diseñar un momento, que en conjunto crean una atmósfera.

El momento sí se puede diseñar. Recientemente estuve en Capri, que está lleno de caminos y senderos: subes, bajas, algunos son de roca llana con el acantilado al lado, y otros están totalmente cubiertos de árboles, en otros momentos la vegetación se desvanece.

La suma de esas secuencias y de esos momentos es lo que deja en mí una percepción, una lectura del lugar y de cómo se comporta, donde no conozco su inicio o fin, pero su unidad definitivamente fueron los diferentes momentos, y puede haber momentos que tienen mucho más énfasis.

Veracruz Business Center.
Fotografía: Alberto Mora

¿Qué función cumplen las sensaciones generadas por el paisaje en la creación de la memoria tanto personal como la colectiva?

Es la función principal. Juhani Pallasmaa dice que “la arquitectura y la medicina son los dos oficios más dignos del hombre porque están dedicados a engrandecer la vida de las personas”, es decir, además de proveer refugio, la arquitectura debe de proporcionar algo más.

Cuando es únicamente pragmática, se torna estéril. Si no tiene en su concepción el entendimiento de acoger los anhelos de las personas, entonces simplemente va a ser una mera construcción. Si el paisaje no tiene ese anhelo probablemente sólo será jardinería.

Si al final no hay un enriquecimiento del corazón, se pierde el sentido. Creo que es un rol principal el que tiene en los sentidos. En el mundo de los datos se cree que lo emocional no es mesurable, pero ¿qué es la arquitectura sino un acto de emoción? Y la arquitectura del paisaje también lo es.

Momentos en el paisaje de Vermont con Juhani Pallasmaa.
Fotografía: Lisa Beltrán

¿Qué crees que viene para la arquitectura del paisaje en México?

Comparo lo que pasa en México con lo que veo en otros países en donde he trabajado, en los que la especialidad de paisajismo es manejada diferente y creo que se ha perdido un poco el sentido del oficio y de la emoción.

No te puedo decir qué es lo que viene, pero sí lo que deseo que venga y por lo que trabajo junto a mis colaboradores y otros colegas: deseo una arquitectura que sea responsable por conectar íntimamente con el contexto y con sus usuarios a través del oficio de los materiales; consciente de su intención, pensada y elaborada por personas dispuestas a explorar a través de estas emociones, la percepción y el detalle.