Hacienda Tzalancab: Experiencia cultural y sensorial

El Arquitecto Alberto Kalach fusiona las construcciones históricas de la hacienda con una impresionante paleta vegetal. Matices nuevos sobre el pasado se unen creando una experiencia sensorial única.

Por: Bettina Vargas, Claudina Vargas y Silvia Porraz

Atravesamos Izamal por la mañana, la cual es una de las ciudades coloniales más interesantes y atractivas de Yucatán. A continuación recorrimos la carretera  hacia la comunidad de Tepakán, a la cual pertenecen siete haciendas, siendo Tzalancab  la más relevante de ellas, debido a su dimensión.

Entramos a la propiedad a través de un Sacbé (“camino blanco”) inmerso entre la abundante vegetación de selva baja caducifolia.

Comenzábamos a comprender la inmensidad y espesura del terreno (el cual cubre aproximadamente 3,000 hectáreas). El calor y la humedad propia de la estación, así como una sinfonía de pájaros e insectos, fueron los primeros elementos que nos dieron la bienvenida al lugar.

Fotografía: Molino Lab.

Los ejemplares del Henequén (Agave fourcroydes) que bordean el camino hasta llegar a la Casa de Máquinas1, recuerdan a los visitantes el pasado de la propiedad, la cual servía para la explotación de la fibra de esta planta, durante el auge del llamado “oro verde”, en el siglo XIX; posteriormente la hacienda fue destinada para uso ganadero, actualmente se utiliza con fines habitacionales y recreativos. 

Desde que fue adquirida por los actuales propietarios el Arquitecto Alberto Kalach ha llevado a cabo intervenciones que incluyen la restauración de las edificaciones y el desarrollo de un proyecto de paisaje a lo largo de diversas áreas de la propiedad. 

Camino de acceso a la hacienda bordeado de Henequén.
Fotografía: Molino Lab

Mapa de las zonas de la Hacienda Tzalancab.
Ilustración: Bettina Vargas

Continuamos nuestro recorrido en compañía de nuestro guía, José Poot. Observamos en medio de la vegetación una plaza confinada entre muros: habíamos llegado al “Jardín de las ceibas”, conformado por impresionantes ejemplares de dicha especie (Ceiba pentandra), varios de los cuales han sido testigos de la historia de la hacienda por 150 años.

En este momento se sumó al cantar de los pájaros, el sonido de la escorrentía de agua, un preámbulo perfecto a la casa principal, la cual encontramos al atravesar el jardín. 

Al frente una de las hermosas ceibas en el Patio de las Ceibas, detrás el estanque de la casa principal.
Fotografía: Molino Lab

Admirando la casa principal notamos cómo lograron conservar la mayoría de sus elementos arquitectónicos originales.

Sus pórticos funcionan como terrazas de observación del paisaje, desde donde contemplamos en el sur “Jardín de las ceibas” y en el pórtico norte el jardín ornamental que cuenta con Cycas revolutas, Zamias furfuráceas; árboles como el pich (Enterolobium cyclocarpum), de enormes dimensiones, ejemplares de pixoy (Guazuma ulmifolia), ceibas y otras especies. 

Árbol pich. (Enterolobium cyclocarpum).
Fotografía: Molino Lab

Energía sustentable 

En la azotea de la casa principal se ha instalado un “techo verde”, esta zona fue convertida en una fuente de energía renovable, ya que se insertaron paneles solares que activan el sistema de bombeo y con esta energía circula el agua de las fuentes y de los canales que rodean a la construcción.

Al salir de la casa principal, visitamos el huerto, el cual ha sido reestablecido en su sitio original por el Arquitecto Kalach.

En él pudimos apreciar árboles de cítricos, frutales, y el tradicional kanché (mesa de cultivo maya) con algunas hierbas aromáticas.

El techo de la casa principal se usa como “techo verde” y como espacio de relajación.
Fotografía: Molino Lab

Fotografía: Molino Lab

1. Coa cabeza negra 2. Mirlo café 3. Calandria dorso negro Mayor Fotografía: Carlos Escamilla

Fauna de la hacienda. El gusano Tzatz es un platillo exótico de la gastronomía mexicana. Fotografía: Molino Lab

LA TERRAZA Y PISCINA 

La zona recreativa de la piscina está precedida por un sendero recubierto de malangas (Alocasia macrorrhiza) y helechos machos (Nephrolepis exaltata).

Fotografía: Molino Lab.

Fotografía: Molino Lab.

EL PALMERAL 

Un recorrido con forma de espiral acompañado de setos formados por distintas especies de palmas, abrazan un espacio de contemplación y lectura.

Fotografía: Molino Lab

EL TALUD 

Zona recreativa dedicada a los niños, también llamada “Cuernito” o “Croissant”, por su forma. Las pendientes del talud funcionan como resbaladillas.

Fotografía: Molino Lab

LA CASA DE HUÉSPEDES

Un rincón cubierto de diseño de paisaje, en donde al igual que en la casa principal, el Arquitecto Kalach agregó una escalera exterior, para poder dar uso a la azotea como plataforma de observación.  

Fotografía: Molino Lab

EL HUMEDAL

Todo el excedente de agua se deposita en un humedal Fotografía: Molino Lab

Intervenciones como esta demuestran que el rescate de edificios históricos en abandono, a partir de una restauración responsable y auténtica, de la mano con un paisajismo sustentable; son un ejemplo de éxito, el cual es necesario replicar en muchos sitios de nuestro país.

Outdoor dining of the main house.
Photography: Molino Lab

LITERATURA CONSULTADA

1  Edificio en donde se encontraban las máquinas para procesar la fibra del henequén. / Building that contained the machinery used to process the henequen fiber.